La alcaldesa de Madrid, Ana Botella, había apelado al carácter cultural de la ciudad, como emblema distintivo que engalanaría unos Juegos. Lo hizo en un idioma inglés que parlotean miles de compatriotas, y que suele utilizar el infinitivo como cualquier variable verbal...

Ya conocen el resultado: España volvió a sufrir otro chasco. Lo padecieron en sus carnes los miles de madrileños que salieron a las calles para adornar de rojo las pantallas de televisión, en una programación sin límite. Bien, como todo se vino abajo mucho antes, TVE tuvo que improvisar (estaban convencidísimos de ganar) y nos puso una película, con un título inequívoco: Desde que amanece, apetece, un incuestionable producto de esa cultura que pregonó doña Botella, para extraer jugo de envidia de los miembros (con perdón) del COI.

Desde que se supo el triste resultado, la televisión estatal se ha comportado como si la votación en Buenos Aires no hubiera sucedido. Silencio casi total. ¿Por qué hemos perdido, se están preguntando millones de españoles, si teníamos la mejor candidatura? No se sabe. A otra cosa, mariposa. Pero uno detectó que nuestra embajada no llevaba bien aprendidas las respuestas. Que nuestra tropa política no sabe comunicarse en idiomas. Y que nuestro equipo no puede ocultar que muchos atletas se pagan de su bolsillo los viajes para competir. Para desahogarnos pudimos disfrutar con Desde que amanece, apetece, una insólita película de putas, maricones y machos ibéricos. Pues eso.