Es como el Desembarco de Normandía. Aquella batalla histórica en la que los aliados iniciaron el desembarco de 150.000 soldados norteamericanos, británicos y canadienses sobre las playas de Normandía. La invasión aliada de Francia había comenzado; y los alemanes comandados por el mariscal Rommel tuvieron dificultades en cubrir una costa de 4.800 km de longitud. El famoso "Día D" fue una de las claves de la derrota del III Reich.

Salvadas las comparaciones y los hechos, en este país se está produciendo el desembarco sanitario para acabar con la sanidad pública. Medida a medida, recorte a recorte, todo está planificado para destruir el modelo sanitario español. Han visto un gran negocio y no se cortan un pelo en invadir día a día los derechos de los pacientes, de los enfermos, de los médicos y demás profesionales de la salud. Lo hacen bien, de forma sistemática, sin vergüenza, sin moral, sin disimulo. A los que dirigen esta tremenda operación de desembarco en el sistema público universal hasta les viene de perlas tener, ¡todavía!, como ministra del ramo a la señora Mato. Una persona bajo sospecha, que no sabe expresarse ni decir dos frases seguidas sin equivocarse y reírse como una tímida colegiala delante de la clase. ¡Es patética! Un insulto a los españoles soportar su escasa presencia institucional, salvo para anunciar su dimisión.

Pero ya no hay secreto. El modelo que quieren imponer se está extendiendo como una mancha de aceite. La privatización de la sanidad es un negocio tan grande, para los que manejan los hilos, que se mantienen firmes y sin retroceder ante las Mareas Blancas de Madrid y del resto de España. Les importa un bledo, incluso les facilita el trabajo, que se despida a 219.000 empleados públicos entre educadores y sanitarios. Cada semana en las calles de cualquier ciudad abren sus puertas nuevas clínicas privadas, nuevos locales especializados en soluciones mágicas para las dolencias que nos asolan. El ejemplo más ilustrativo lo tenemos en Zaragoza: la nueva sede del PP ocupaba dos plantas; hace poco dejaron libre la planta calle donde se ha instalado la aseguradora médica Sanitas. Y Octavio López, como alumno aventajado del PP, anuncia que quiere importar el modelo madrileño: privatizar y ganar pasta.

Ya conocemos el montaje del que fuera consejero de Sanidad con Aguirre. Ahogaba a los hospitales madrileños mientras desembarcaba en laboratorios privados. Operación redonda donde las haya. La Administración mientras tanto sigue sin piedad la hoja de ruta: medicamentazo, copago farmacéutico, cierre de Urgencias, engordar las listas de espera, desesperar a los facultativos para que abandonen y se pasen a la privada, donde hay más personal con corbatas que con batas. Solo les detendrá las movilizaciones y las estimulantes decisiones de la Justicia; porque ellos están hechizados con el tacto de los billetes que les desbordan los bolsillos.

Periodista y escritora