La muerte de un joven jugador de fútbol en el campo del Nuevo Ranillas, en el Actur, ha vuelto a poner encima de la mesa el debate sobre la posibilidad de tener desfibriladores en los centros donde se practica deporte. No es una garantía total, pero es una posibilidad y, eso, ya debería ser suficiente para que los clubs, incluso con la ayuda de los poderes públicos en las categorías inferiores, buscaran recursos para lograrlo. El deporte es una actividad promocionada desde los gobiernos, orientar las inversiones en elementos de prevención o de respuesta inmediata tiene que valorarse, ya.