La desobediencia se ha convertido en una forma de hacer política en Cataluña, y ayer se puso de manifiesto al desacatar el Gobierno catalán la orden de devolución de piezas al monasterio de Sijena ordenada por el juzgado. El equipo de técnicos de la DGA esperó en vano el camión procedente del Museo de Lérida con las 44 obras en conflicto. La contumacia catalana en este asunto es una provocación que la juez haría bien pidiendo el auxilio de los cuerpos de seguridad para que sede cumplimiento a su resolución.