Si la posición de la DGA parte de que en la zona oriental de la comunidad sus habitantes hablan LAPAO en lugar de catalán, la negativa que la Dirección General de Política Educativa ha dado a la petición de la Generalitat de participar en una encuesta sobre usos lingüísticos en medio centenar de pueblos aragoneses limítrofes es tan absurda como ese nombre inventado. Una encuesta siempre puede aportar información y la misma ser valorada en la toma de decisiones. Pero no, en vez de colaboración se decide una actitud de afrenta. Ideal para recibir el apoyo de los colectivos anticatalanistas en Aragón.