¿Vuelta al pasado? Creíamos olvidadas las imágenes de un presidente de la patronal arrogante, autosuficiente, cínico e histriónico, dando soluciones chabacanas a los problemas más complejos de nuestro país , que terminó, para vergüenza de todos, en la cárcel. Ahora, su sucesor nos sorprende, repitiendo en parecidos términos, simplistas alternativas al mercado de trabajo ."El trabajo fijo y seguro es un concepto del S. XIX, en el futuro habrá que ganarlo todos los días". ¡Bonita solución a la temporalidad laboral¡, parecida a la que su antecesor, Gerardo Díaz Ferrán dio para resolver la crisis, ¿la recuerdan? "¿Qué cómo se sale de la crisis?, trabajando más y ganando menos. Es duro decirlo, pero es la verdad".

Parece que el cargo obliga; el deseo de agradar a los poderosos y la autosuficiencia del poder, convierten la mayor vacuidad en una afirmación ex cátedra, inexacta en la referencia y pueril en la predicción. Conceptuar el empleo fijo como antigualla del S. XIX solo puede entenderse desde el desconocimiento o la demagogia. Si por algo se puede caracterizar ese Siglo no será por la demanda de la estabilidad laboral. ¡Ojalá hubiera sido así¡ "Pan y trabajo" eran las peticiones de los jornaleros esperando ser contratados por los terratenientes en las plazas. Jornadas laborales de 40 horas durante seis días a la semana, festivos los domingos, salarios acordados, no a los destajos, limitación del trabajo infantil... pedían los trabajadores industriales desde los sindicatos recién creados a final de siglo. Hubo que esperar la II República, para que se reconociesen derechos y condiciones laborales disfrutadas cien años antes, en Francia, Alemania o Gran Bretaña.

EL CONTRATO social entre capital y trabajo desarrollado en Europa tras la II Guerra Mundial, al que nos incorporamos tarde, ha producido la etapa más larga de bienestar y concordia, con estructuras socioeconómicas de difícil equilibrio, asumidas y desarrolladas por una potente clase media.

Tanto la negociación colectiva como los derechos laborales, las mejoras sociales y la estabilidad en el empleo, han sido palancas fundamentales para desarrollar esa economía, basada en el consumo y la distribución de beneficios. Renegar de ello es una locura, salvo que sus declaraciones busquen ahondar en la cultura de la inseguridad, el miedo y la amenaza, para hacernos tragar que para salir adelante necesitamos que haya más gente pobre, precaria y en exclusión, y que para generar riqueza, es ineludible la pobreza.

Entre apocalípticas predicciones y fiascos de políticas de austeridad que incumplen el déficit, los problemas del sistema de pensiones se han colado en el debate electoral, con una propuesta del partido socialista realmente interesante. Garantizar su sostenibilidad a través de un impuesto, parecido al modelo francés con la "Contribución Social Generalizada", que soportado por los trabajadores, pensionistas, rentas del capital, plusvalías y juego, ha conseguido recaudar más de 90.000 millones para una cesta de prestaciones que beneficia al conjunto de la sociedad.

LA REACCIÓN de la derecha ha sido una displicente barbaridad, "es un auténtico disparate", la solución es crear empleo, dice Rajoy. Ciudadanos saca la fórmula mágica del contrato único para aumentar el empleo y asunto concluido. ¿Si se han creado 500.000 empleos, porqué sigue aumentando el déficit? Con simplezas pueden hurtar un debate imprescindible en periodo electoral pero nunca resolver el problema.

La reforma del 2011 preveía para 2021 una situación deficitaria asumible por el fondo de reserva, que superaría en mucho los 67.000 millones de euros de entonces. El desarrollo a partir del 2027 del factor de sostenibilidad, donde se revisarían las cuantías, el período de cómputo, la edad, la relación con las medias salariales, ajustarían el sistema para seguir garantizando su inequívoco carácter público y contributivo.

LA CRISIS se ha llevado por delante estas previsiones y donde había 67.000 millones de reserva, hay menos de 34.000, donde había 2,3 trabajadores cotizantes por cada pensionista, hay 1,7, y donde hubo superávit de ingresos, hoy gastamos un 3% más que el pasado año y solo aumentamos los ingresos 1,3%. ¿De dónde viene este déficit? La deflación continuada, el aumento de pensionistas, el incremento del valor medio de las pensiones por largas carreras de cotización, la drástica reducción de cotizaciones derivadas de la devaluación salarial, el aumento de la precariedad. ¡Y por si esto fuera poco¡, el saqueo del Gobierno a la caja con sus bonificaciones a la contratación: más de 10.000 millones sin ninguna compensación presupuestaria, se han transferido a las empresas.

Decía El Roto en su viñeta habitual. "Cada vez que dicen que van a crear miles de puestos de trabajo, sé que nos van a quitar algún derecho". Al tanto.