La defensa del patrimonio urbanístico zaragozano, sea industrial, cultural o religioso, necesita más hechos y menos palabras. Abierto de carnes anda el equipo de gobierno de ZeC porque la piqueta ha entrado en la parte no catalogada de Averly, sin reparar en que hay otros muchos espacios, como Fuenclara o la imprenta Blasco, por citar dos ejemplos, que esperan un uso, un destino, una inversión, en definitiva... La tángana con la oposición se evidenció ayer cuando el concejal Pablo Híjar, en una moción sobre arte aragonés retenido en Cataluña, aprovechó para afear que Aragón solo se acuerde del patrimonio que está fuera, dejando que se eche a perder el de aquí. Existía una solución para ZeC si quería salvar todo Averly en su conjunto: permuta por otro solar o compra del complejo. Y, lógicamente, la oposición se lo recordó.