España mantiene desde hace años su hegemonía mundial en cuanto a donación de órganos y trasplantes, doblando la media europea; en este aspecto, nuestro país es modelo de solidaridad, con 46,9 donantes por millón de habitantes, a buena distancia de los EEUU, que con 30,8 donantes ocupa la segunda posición en el rango. Cabe reseñar también, que detrás de estas elocuentes cifras figura un Sistema Nacional de Salud muy eficiente, base del éxito operativo y factor clave, junto con el buen trabajo de la Organización Nacional de Trasplantes, para aprovechar la buena disposición de los donantes.

Sin embargo, y aun a pesar de la espectacularidad de los datos, puede objetarse que todavía nos encontramos muy, muy lejos, de lo deseable. Incluso podría aducirse que la donación es algo totalmente ajeno a la gran mayoría de los españoles, al menos hasta que su vida o la de un familiar próximo dependa de un trasplante. ¿Acaso falta visibilidad al ejercicio de la donación, ya que parece fuera de duda la buena disposición de nuestros compatriotas? Para afianzar esta actitud altruista, la Asociación de Fotógrafos de Zaragoza ha organizado una exposición en el Centro Joaquín Roncal, protagonizada por testimonios gráficos de presencia y gratitud por parte de personas involucradas en donaciones; se trata de una excelente iniciativa que, a través de expresivas imágenes, nos hace confiar en un mundo mejor además de fomentar la cesión de órganos mediante un testamento vital. ¿Por qué no regalar unos años de vida a quienes dependen de nuestra generosidad para superar su dolencia? Ese hígado o ese riñón, esa parte de nuestro cuerpo que antes de trocarse en polvo o ceniza puede salvar una vida, es una luz de esperanza que ilumina el angustioso destino de miles de pacientes. H *Escritora