Todo el mundo (que está en la pomada) sabe que Gimeno, el consejero de Hacienda, es un experto en darle la vuelta a cualquier presupuesto. Así que durante el 2016 fue trucando cada partida comprometida previamente con Echenique. Por supuesto, el de Podemos acabó mosqueadísimo. Y todavía se cabreó más porque tardó mucho en entender cómo el otro iba sacándose conejos de la manga mediante modificaciones de crédito, cierres de caja y otras maravillas propias de la magia contable. Ya les he dicho muchas veces que los presupuestos, en tanto que documentos aprobados por parlamentos y plenos en general, están sobrevalorados. En realidad son un catálogo de intenciones que a menudo se incumplen o mudan de naturaleza. Desde hace años (desde que empezó la crisis, incluidos los cuatro años de Rudi), el Gobierno aragonés hace cuentas que luego no cuadran o no se corresponden con la realidad posterior. Y con el gran Fernando Gimeno al cargo de los libros... ni les cuento.

Echenique no supo descubrir ni denunciar en su momento las triquiñuelas del consejero. Tal vez estaba en otros temas o quizás los asuntos técnicos no le interesan porque su reino está en los cielos, pero no en este triste mundo. Así llegamos al pasado otoño, cuando era preciso elaborar y negociar (o negociar y elaborar) el presupuesto de este año. En ese momento el líder del podemismo aragonés empezó a darle vueltas al asunto, como un perrito alrededor de un enorme hueso que no sabe cómo agarrar. Se dijo que tenía un pacto implícito con Lambán para ir retrasándolo todo hasta después de Vistalegre II. Pero tras negarse a sentarse y hablar, reclamar el borrador (que el Ejecutivo mantuvo amarrado hasta hace pocas semanas), plantear cinco condiciones, aceptar el diálogo, retraerse, pedir que se resuelvan las carencias de los servicios públicos y vuelta, revuelta y vuelta a volver... ahora quiere que se vaya Gimeno. Vamos, que desaparezca.

En esas estamos. Ya no sé qué decirles al respecto. Quizás deberíamos intentarlo sin Gimeno... y sin Echenique. Con gente más normal.