La advertencia de la Liga de Fútbol Profesional (LFP) data del pasado día 7 del presente mes y refería lo siguiente: LaLiga no dudará a partir de ahora en dar traslado al Comité de Competición de la Real Federación Española de aquellas celebraciones que puedan generar crispación o que sean contrarias al buen orden deportivo. Todo a raíz de la actitud de Piqué en el campo del Espanyol en la celebración de un gol mandando callar al respetable, con el que su historia de desencuentros es alargada. En un contexto que nada tiene que ver con el de Piqué, ni por supuesto con un expediente de conflictos parecido, Borja repitió en Tarragona el gesto tras hacer el 0-2 y haberse oído lindezas varias.

El gallego es el primer conejillo de indias de este nuevo empeño de Tebas al frente de la patronal de los clubs por intentar cambiar comportamientos universalizados en los campos y contra el que ayer se rebeló uno de sus asociados, el Zaragoza, en defensa de su jugador. Se trata de una aventura de fin loable pero de destino incierto y con una línea de justicia muy difícil de trazar. Al final, detrás del ruido y la bronca incluso se construyen negocios paralelos y no hay más que un problema de educación cuya solución es predicar en el desierto.