El mundo es ahora un lugar menos seguro. La retirada de EEUU del acuerdo nuclear con Irán acompañada del anuncio de sanciones económicas al más alto nivel contra aquel país y de la amenaza contra quienes colaboren con Teherán hechos por Donald Trump en un discurso de una gran dureza abren una fase de gran incertidumbre. Aunque el acuerdo se mantenga con el resto de los firmantes, está seriamente tocado. Los otros países (Francia, Reino Unido, Alemania, Rusia y China) están dispuestos a mantener el pacto alcanzado en el 2015 con el patrocinio de Barack Obama. La respuesta de Irán determinará su futuro.

La decisión de Trump revela que la división entre Europa y EEUU es ahora enorme. No han bastado las visitas a Washington de Macron y Merkel, ni la defensa del tratado hecha por el ministro británico de Exteriores, Boris Johnson, en los medios televisivos estadounidenses que frecuenta el presidente. Por el contrario, en la preparación para la opinión pública de esta decisión Trump ha contado con un gran aliado. Hemos asistido al espectáculo ofrecido por el primer ministro de Israel, Binyamin Netanyahu, para denunciar lo que calificó de mentiras de Irán sobre su programa nuclear con una serie de datos que, según los expertos, no eran ni mentiras ni eran nuevos (¿cuándo explicará Tel-Aviv su propio programa nuclear?).

Las consecuencias en Irán serán grandes. El anuncio de Trump reforzará a la línea más dura del régimen que nunca vio con buenos ojos el pacto. Socialmente, las sanciones aumentarán el descontento manifiesto de los iranís que, habiendo confiado en el acuerdo por lo que significaba de apertura económica al exterior y de una mejora de las condiciones de vida, han visto que los beneficios no han llegado a sus bolsillos, perdiéndose en los de una burocracia corrupta, en un país lastrado también económicamente por las intervenciones en varios conflictos como el de Siria o en el Líbano.

La decisión de Trump también tendrá consecuencias negativas para Europa con efectos indeseados para las empresas que, en base al pacto, comercian con Irán. Y en términos más generales, la decisión puede acarrear subidas del precio del petróleo, lo que perjudicará a economías débiles. Todo ello sin olvidar el efecto que la decisión va a tener en Oriente Próximo, una zona donde el conflicto y la inestabilidad son norma.