En realidad ayer no se firmó nada en Madrid. El acto que sacralizaba los acuerdos entre PP y PAR se limitó a una foto, con los tres protagonistas sonrientes. Luego se fueron, juntitos, a comer con Manuel Pizarro, que ha trabajado en la sombra lubrificando el pacto, para emerger como Gran Duque en la corte de R&R (Rajoy y Rudi). Un ritual complejo, aunque todos los expertos coinciden en que está calcado del que hubo en el 95, cuando conservadores y regionalistas se cogieron de la mano, fueron juntos a las elecciones generales... y al final se dieron patadas por debajo de la mesa. Ya conocen mi teoría: el Aragón político se desplaza en un tiovivo que da vueltas sobre su eje para acabar siempre en el mismo lugar donde empezó cada viaje. En eso estamos.

Pero la gente, que es muy perversa, sólo se plantea ahora un interrogante: ¿quién ha ganado en el chalaneo previo a los nuevos esponsales entre PP y PAR? Unos dicen que la victoria es del astuto Biel, pues ha logrado una cuarta parte de los cien puestos importantes (direcciones generales, direcciones o gerencias de los institutos, control de empresas públicas) que se barajan cada vez que hay relevo en el Pignatelli. Un 25% está muy bien, considerando que detrás hay sólo siete diputados. Pero otros aseguran que el PP ha ganado, que Rudi ha marcado el ritmo, que José Ángel ha entregado la presidencia del Gobierno, el Gobierno en sí e incluso su partido. No está claro cómo se van a repartir los famosos cien cargos. En cuanto a la aspiración regionalista de tener más proyección en España, puede implicar más de lo que parece.

El mero hecho de haber concluido en Madrid tan largo proceso negociador podía tener dos lecturas: Biel se hace la foto final con el mismísimo Rajoy de jefe a jefe, o Biel ha tenido que ir a la capital del Reino a retratarse y rendir pleitesía al gran jefe de la derecha. A elegir.

Mientras, en el Pignatelli y despachos aledaños, los altos funcionarios sudan tinta china. Los que han prosperado durante estos doce años no saben que será de ellos; los afines al PP, tampoco. El futuro está en la cabeza de Rudi y allí pemanece oculto. Qué pedazo de jefa. Me chifla, que diría Pizarro.