Poco a poco, la afición zaragozista va dándose cuenta de que partidos como del domingo y temporadas como las tres o cuatro últimas no son un accidente pasajero, sino la simple y estable normalidad. No es que el Real Zaragoza tropezase en un mal día ante el Madrid (para solaz de Florentino el millonario, Mourinho el sacaojos y Cristiano el guapetón); es simplemente que el equipo del león desdentado pertenece al grupo de los que juegan la Liga con el único objetivo de no descender. Ahí están la emoción y el interés: en sufrir, en afrontar cada encuentro como una final, en vivir la desgarradora épica del triunfo agónico y de la derrota humillante. Y al que no le guste, agua.

Vean esto como una metáfora de la realidad en su conjunto. Porque ni la crisis financiera ni el descrédito de la política forman parte de una coyuntura superable; son fenómenos llegados para quedarse y definir nuestras vidas. De hecho, se estarán dando cuenta de que su irrupción ha desencadenado una especie de inercia fatal. Nadie parece capaz de torcer el desarrollo de los acontecimientos, nadie lo intenta. El Gobierno de España, con Zapatero en estado de shock, se ha tirado por el sumidero arrastrando tras de sí al PSOE. El PP mete ruido a base de demagogia y argumentos simplistas, mas parece incapaz de cambiar el rumbo del país. Salen a la palestra ex-jefes autonómicos socialistas a defender con fingida pasión el cambio constitucional antidéficit, cuando fueron ellos (¡precisamente ellos!) quienes contribuyeron a hinchar la deuda en los años del "... por dinero ha de ser". Aquí, en Aragón, el Ejecutivo de doña Rudi pretende agilizar la recalificación de suelos para combatir el fuego del desplome inmobiliario con más gasolina especulativa. Será lo que los dioses quieran. Mientras, las vacaciones se acaban y la cosa está cada vez más fea.

La corriente se nos lleva camino del 20-N. El Zaragoza juega para sobrevivir. Ni Champions ni nuevo estadio ni flores; anteayer el portero Roberto fue el mejor de su equipo ¡y encajó seis goles! Ante tal panorama, servidor no se arredra. Voy a ver si cuadro las cosas para estirar el buen rollo del veranito hasta después del Pilar. Por lo menos.