Veinte mil euros parece mucha pasta cuando se trata del precio de un reloj (por mucha electrónica aneja que lleve el aparato). Pero José Ángel Biel, presidente de las Cortes de Aragón y del PAR, no ha comprado un simple cronómetro. ¡Ah, no ! Lo que se ha traído a nuestra gloriosa Cámara legislativa es un instrumento de estricto control parlamentario, una herramienta capaz de galvanizar al hemiciclo de La Aljafería, neutralizar a la oposición, meter presión a las sesiones y envolver todo eso en la emocionante atmósfera de los programas televisivos. Según parece, el artefacto adquirido por Biel medirá el tiempo de cada intervención y, acabado éste, desconectará, ¡clic!, el micrófono; o sea, como en el programa de debate 59 segundos. Cachondo, ¿no? Y luego dirán que el reloj es caro. Qué va.

Biel va a coordinar la reforma del reglamento de las Cortes, va a presidir la Comisión Bilateral Gobierno central- DGA, va a colocar tres senadores y durante los próximos cuatro años será el factor transversal de la política aragonesa. Él y sólo él ha logrado que mientras el PP inicia el cambio de ciclo echándose a las costillas lo más florido de la etapa anterior (que ya no podrá enmendar), el PSOE deba afrontar su abrupto descenso a los infiernos desarmado y sometido al síndrome de Estocolmo que le genera el viejo y querido socio. Si Marcelino Iglesias fue incapaz de romper con el PAR en el 2009 cuando el jefe de este partido ya le ponía los cuernos con Rajoy y, luego, Luisa Fernanda Rudi ha tenido que tragar toneladas de bielamina, es porque don José Ángel ha sabido superar los efectos de la traidora alternancia, ha descubierto la fórmula del poder perpetuo y se ha llevado la democracia al huerto.

Con Biel antes, ahora y después, no es raro que el PP ponga a caldo por la mañana el Plan Red de Carreteras (obra del Gobierno PSOE-PAR) y por la tarde vote a favor una proposición no de ley presentada por los socialistas proclamando el carácter estratégico del Plan en cuestión. No es esquizofrenia, sino la lógica surrealista de la situación. En esta legislatura, las cronometradas Cortes van a depararnos días maravillosos. ¿Nuevo ciclo? ¡Ja!