Hoy toman en Bruselas un primer acuerdo sobre las redes transeuropeas. Es probable que la Comisión de Transportes de la UE respalde el Corredor Mediterráneo, el Atlántico e incluso nuestra TCP. A partir de ahí, el tema del túnel de baja cota seguirá dando tumbos por los recovecos comunitarios, los aragoneses habremos de alegrarnos por ello y las buenas gentes de orden deberán darle la vuelta al argumento para seguir culpando de nuestros males infraestructurales al malvado Zapatero y al taimado Blanco.

Ojo, que sin victimismo igual nos venimos abajo. El actual Ejecutivo aragonés debe aprovechar los últimos momentos de contradicción natural con Madrid, pues en cuanto Rajoy suba al trono monclovita no sé cómo podrá manejar Rudi los viejos contenciosos, sean las mermas tributarias, los bienes de la Franja, el boicot de la sanidad catalana a nuestros enfermos y otros asuntos que nos afectan e involucran de una u otra forma al Gobierno central. Hombre, siempre podremos volcar sobre Cataluña cualquier frustración y más si, como parece, el PP se hace con la mayoría absoluta en las Cortes Generales y no necesita hablar en la intimidad con CiU.

Europa nos desconcierta, España nos torea, Cataluña nos irrita y Valencia nos mamonea con bastante impunidad pues, por algún extraño motivo, no está en nuestra lista negra pese a lo del trasvase, como tampoco lo está Navarra pese al dumping fiscal que nos echa encima su Hacienda foral. Vistas desde Aragón, la variopinta UE y la España plural son lejanos laberintos de intereses por donde transitamos a trancas y barrancas.

La TCP sigue viva, y ya hemos abandonado en manos catalanas el dudoso honor de organizar los Juegos de Invierno del 2020. Con su pan se lo coman. Ahora pretendemos convertir a Zaragoza en la capital verde de Europa 2014. Tampoco será coser y cantar. Otras ciudades aspirantes nos llevan decenios de ventaja en materia de sostenibilidad urbana. Es probable que alguna de ellas se alce con el galardón y nos deje una vez más victimistas perdidos. Bueno... por lo menos que no sea una capital catalana. ¿Vale?