Usamos mal muchos términos, utilizamos mal los conceptos y acabamos con las ideas embarulladas.

Ayer, por ejemplo, celebró junta general el Real Zaragoza. Pequeños accionistas y peñas pusieron a caldo al presidente, que tiene al equipo en la quiebra y con un pie en Segunda. Pero Agapito les pegó dos largas cambiadas, se puso en plan socarrón y se salió por la tangente sin agobiarse por los ciento cuarenta y tantos millones de agujero (y ojo, que el socavón es cada vez más hondo), el fracaso deportivo y la muy alta probabilidad de que el show acabe yéndose a paseo. Todo en medio de un estupendo equívoco, porque nos hemos empeñado en llamar al Real Zaragoza club cuando ya no lo es, sino sociedad anónima deportiva (SAD). Por lo cual el presidente no es elegido entre unos inexistentes socios, sino designado por los accionistas mediante voto cualificado (más bien cuantificado). Agapito Iglesias es dueño de la mayoría de las acciones, así que es el jefe, el capo, y hace lo que le da la gana con un equipo que le pertenece.

En todo caso, el Zaragoza está en manos del juez que tutela el concurso de acreedores y de los administradores que nombró. Por lo visto dichos señores han optado por dejar que el tal Agapito haga de su capa un sayo. Y así va la cosa, la Liga, el agujero (¿pero cómo se ha podido generar semejante deuda?, ¿qué ha hecho el señor presidente con tanto dinero?) y el pitorreo.

La confusión terminológica lo invade todo. Se habla de ajuste fiscal cuando dicho ajuste va a ser exclusivamente presupuestario. ¡Ya quisiéramos algunos una armonización europea del fisco con unos impuestos y un control del fraude en plan alemán!

¿Son las VPOs viviendas sociales? No, están dirigidas a las clases medias, y lo de los sorteos y demás es simple disfunción. ¿Cabe hablar de negocios privados cuando los lleva a cabo un yerno del Rey que obviamente puede ir por ahí cortando cupones (cuponazos, más bien) por ser quién es? En absoluto. ¿Seguirá siendo pública la sanidad española cuando su gestión vaya pasando a manos privadas? Ni de coña.

Es como decir que la duquesa de Alba va espectacular vestida de hippy.