Tras meses de intensos trabajos y comeduras de coco, el nuevo Gobierno de Aragón ha parido un proyecto de presupuestos para 2012 que, básicamente, lo podía haber firmado el Ejecutivo anterior. Por lo visto, Iglesias&Biel no hacían las cosas tan mal como nos decía Luisa Fernanda Rudi, o quizás la presidenta, al contacto con la atmósfera del Pignatelli, ha pillado la onda y ya da por bueno lo que antes le parecía inaceptable. La Tierra Noble, queridas/os hermanas/os, se deja arrastrar por la inercia. Pasan los jefes pero los presupuestos permanecen (a la baja, claro). Teniendo en cuenta lo que les está recetando el PP a otras comunidades, casi es de agradecer... o no.

Para entender estas cuentas continuistas y ramplonas (con un recorte del 2,65%, que es de casi el 4,59% si se elimina la amortización de deudas) es preciso advertir: a) que la directora general de Presupuestos es la misma de antes y b) que en el equipo de Rudi nadie está por herniarse mientras se pueda ir tirando de inercia y de lo que dejaron los otros en cajones y archivos. Aun así, el proyecto presentado ayer ha llegado tan tarde que no será aprobado en Cortes hasta finales de enero.

La situación tiene algunas cosas buenas y otras malas. Está bien que no se apliquen (en teoría) drásticos recortes a los servicios públicos esenciales. Está mal que se tire de rutina desaprovechando la ocasión de reorganizar el gasto haciéndolo más productivo y estimulando el empleo. Habrá que ver cómo se reparte el fuerte descenso de las subvenciones (no sea que paguen justos por pecadores). Y en todo caso, va emergiendo el estilo Rudi: reducir la inversión pero sostener e incluso incrementar el gasto corriente.

¿Se cumplirán estos presupuestos? Yo diría que no, por la sencilla razón de que los ingresos bajarán muy por encima de lo previsto. Todo indica que la actividad económica y el empleo seguirán cayendo. Este Gobierno no ha previsto ninguna medida seria para darle la vuelta a la recesión que viene. O sea, que las cuentas pueden salir rosarios. Eso sí, en el Pignatelli reina la calma. Hay un consejero que lleva casi dos meses sin ir al despacho. Pues eso: p'a qué te vas a incomodar.