Cuando digo Madrid (en cursivas) no me refiero sólo al lugar específico en el que tributan las grandes compañías sino también al ámbito institucional cuyas decisiones se proyectan sobre todo el Estado. Desde ese kilómetro cero, allí donde se cruzan los caminos y el mar no se puede concebir, la ministra de Fomento, doña Ana Pastor, ha dicho que el desdoblamiento de la N-232 y la N-II tiene por delante doce años. Nos hemos quedado más tiesos que la mojama. ¡Doce años! ¿Pero no nos habían asegurado Luisa Fernanda y su combo pepero que Rajoy nos trataría como a la niña de sus ojos? Pues en este plan la niña acabará apoyá en el quicio de la mancebía. Y encima nos dan cuerda con la famosa TCP, como si fuera más fácil hacer un supertúnel de baja cota a través de los Pirineos y a disgusto de los gabachos que convertir en autovía unas decenas de kilómetros en el accesible llano.

Esto de la TCP me pareció al principio una parida, luego una inquietante distracción y ahora, una soberana tomadura de pelo. Servidor ya sabe que dicha travesía no se hará jamás y acabará en el panteón de las quimeras aragonesas junto al Rubiatrón, el cluster aeronaútico, la cúpula de Antonio López en el Pilar, el Espacio Goya, el Gran Teatro Fleta, la superbase tecnológica de la OTAN, la fábrica de los eurocopters, las olimpiadas blancas, la industrialización de las cuencas mineras, los Juegos Olímpicos de Invierno, Gran Scala, la siderúrgica de Ontiñena y otro montón de ilusiones que prefiero no denominar gilipolleces por no ofender a nadie. La perforación del Pirineo central es el señuelo que nos ha traído y llevado mientras dos ejes esenciales de alto nivel de tráfico se convertían en terroríficos puntos negros. Madrid nos dice ahora que el desdoblamiento de las citadas N-232 y N-II va para largo. Tal vez porque es preciso garantizar el negocio de las autopistas de peaje que discurren paralelas a dichas carreteras (cuyas concesiones van a ser prorrogadas en el 2021). Tal vez porque en la Villa y Corte no hay gente malvada sino simples políticos que se pasan a Aragón por la Puerta de Alcalá a sabiendas de que éste es un ejercicio fácil y de bajo coste. Lo de siempre.