El XV Congreso del PSOE aragonés estaba perfectamente pactado, atado y arreglado, y así se desarrolló. Lambán es el nuevo jefe, según lo previsto. A Miguel Gracia (alter ego de Marcelino Iglesias) le dio el viernes un patatús de tanto negociar, remar y apañar. Eva Almunia dejó de existir. La escenificación desembocó el domingo en una clausura plagada de sonrisas (más o menos forzadas), parabienes y discursos. En estos últimos pudo percibirse una vez más que los socialistas aún no se han enterado de lo que les pasó el 22-M y el 20-N. O no quieren enterarse. O lo han olvidado en un acto supremo de amnesia específica. Creen que hay en ellos algo genial y maravilloso que les permite resurgir cual ave fénix tras las derrotas, y que por eso pueden poner en apuros a la derecha solo cien días después de que ésta alcanzase el Gobierno de España. Ignoran dos circunstancias fundamentales; la primera, que quienes han aguado la fiesta al PP no son ellos sino las gentes del común, espantadas ante lo que se les está viniendo encima; la segunda, que el PSOE por sí mismo sigue siendo un partido derrotado y ausente (obligado a entenderse en el futuro con IU y los demás plurales) y que sólo cuenta a su favor con ese monstruo de la política llamado Mariano Rajoy. Es este caballero y no Rubalcaba quien hoy galvaniza y da nuevos bríos a la ciudadanía progresista.

Es probable que Lambán sepa qué hacer con su secretaría general. Pero no está muy claro que tenga alguna idea original y precisa sobre Aragón. Su receta (pantanos, infraestructuras y planes especiales para Teruel) no solo es idéntica a la que podría proponer Luisa Fernanda Rudi o el eterno Biel, es la suma antológica de un argumentario que ya estaba pasado de rosca hace veinte años y hoy resultaría cómico si no fuese tan perjudicial.

Habrá que ver si de aquí al 2015 el PSOE aragonés se anima a renovar sus enfoques estratégicos y a proponer algo coherente y factible. Mientras, el XV congreso deja para la historia su imagen más auténtica y definitoria: el saludo torero del concejal cesaraugustano Roberto Fernández al ser aclamado como nuevo secretario de Relaciones Políticas. Vuelve el hombre.