Bankia (también) está pillada en Arcosur, al igual que otras entidades financieras. Cabe preguntarse qué valor habrán asignado en los balances contables de la cajabanco madrileñovalenciana a sus solares en el futuro nuevo barrio zaragozano. Cualquiera podría suponer que aquello valer... no vale nada; pero decir tal cosa supondría amargarles la vida a los arqueros, cuya fe y cuyo tesón resultan conmovedores. Son ellos, los aspirantes a vivir en aquel remoto lugar de las afueras, quienes soportan ahora todo el peso de las decisiones que tomaron en su día traficantes de suelo, financieros y políticos. Son esas combativas y determinadas personas las que intentan impulsar la última frontera de la expansión de Zaragoza. Y es tan evidente la intensidad de sus sentimientos (y de su desamparo) que nadie se siente capaz de llevarles la contraria en público. Pero todo el mundo (salvo ellos) sabe también que Arcosur es un mundo perdido, un naufragio urbanístico, un hito excepcional en el perímetro de la ciudad: hasta aquí llegó la burbuja inmobiliaria antes de estallar.

La precipitada activación del descomunal polígono de Arcosur debía seguir el modelo habitual, el mismo que se aplicó en la conquista del Oeste norteamericano. Primero llegaban los pioneros con sus carretas (en nuestro caso, cooperativas que construyen VPO). Después aparecían los primeros pueblos, se construían precarios caminos, circulaban las diligencias y el Pony Express (accesos, primeros servicios básicos, primer bar, más VPOs y unifamiliares libres). Finalmente se tendían líneas férreas, se activaba el comercio y la civilización se hacía presente de manera definitiva (autobuses o tranvía, comercios, colegios, centros de salud, desarrollo de las parcelas destinadas a vivienda libre). Aunque tal esquema ha funcionado siempre, en el Sur de Zaragoza parece haberse agotado. En este caso, los pioneros (los arqueros) corren el riesgo de quedarse perdidos durante años en medio del desolado acampo.

¿Es Arcosur insostenible urbanística y económicamente? A la vista de las circunstancias, yo diría que sí. Pero habré de dejar abierto el interrogante. Por respeto a los arqueros.