La crisis global, sus causas y sus matices locales sí fueron adivinados y avisados antes del 2007. Lo de que nadie advirtió la amenaza es mentira podrida. Eso sí, los augures del desastre fueron desterrados a la periferia del Sistema, silenciados o tratados de agoreros, cenizos y miserables. Y en el colmo de las paradojas quienes entonces cerraban ojos y oídos a toda prospectiva que no cuadrase con el España va bien (mantra de Aznar y de Zapatero) ahora se hacen de nuevas y muestran una furiosa indignación sobrevenida. Genial. Hay pobres de espíritu que rechazan hoy cualquier crítica a su Rajoy o su Rudi reprochándote que no anduvieses tan flamenco cuando mandaban los otros (¿?) o que no fueses capaz de detectar la burbuja inmobiliaria, la insostenibilidad de las más relucientes sociedades públicas aragonesas o el fracaso de los planes para reindustrializar las cuencas mineras turolenses. Qué poca memoria y qué flacas entendederas.

Hemos llegado hasta aquí atropellando la lucidez. Pero la cosa continúa. En Aragón y España entera ni se atendió a las voces que presagiaban la ruina actual ni se actúa hoy de manera correcta en la superación de esta verdadera tragedia social. Anteayer, por ejemplo, se oyó al consejero Bermúdez de Castro asegurar que la DGA luchará "con uñas y dientes" para mantener la actividad de Aramón, empresa semipública que arrastra (oficialmente) un agujero de 90 millones y solo en la última temporada ha perdido 22 millones. La novedad no radica en que la nieve se venga abajo, eso ya estaba claro hace años (véanlo en las hemerotecas); lo inaudito es que la voluntad luchadora de nuestro Gobierno autónomo se aplique al esquí y no a la sanidad, la educación, los servicios sociales, la investigación o, si me apuran, la minería. ¿Nos hemos vuelto locos?

Total que ahora hay que volver a lanzar elementales advertencias: el rescate de la banca lo vamos a pagar entre todos, el Gobierno aplicará nuevos y terribles recortes, los autores del desaguisado seguirán (multimillonarios perdidos) riéndose de todos, Rajoy destruirá el sector público... No digan luego que no se advirtió.