La Transición fue un compromiso que reflejó la correlación de fuerzas existente al término del franquismo. Entonces la derecha estaba desconcertada pero contaba con el apoyo del aparato del Estado. Ese brazo armado proyectaba su ominosa sombra sobre la creciente movilización popular liderada por una izquierda bisoña, en proceso de reorganización y muy fragmentada. Así que la Constitución tuvo un inequívoco aire de cosa provisional, cogida con hilvanes y válida para desatascar la contradicción principal en aquel momento: la que enfrentaba a quienes pretendían perpetuar el Régimen autoritario y quienes proponían (o admitían a regañadientes) su voladura controlada para pasar a un Sistema democrático homologable. Quedaba sobreentendido que las circunstancias políticas seguirían evolucionando y el confuso Estado de las Autonomías daría paso a un Estado Federal razonable (derecho de autodeterminación incluido), la cuestión de la Monarquía sería abordada en un momento más oportuno y los procedimientos electorales (pergeñados para robustecer a los recién legalizados partidos) se revisarían a la búsqueda de una mayor representatividad.

Deberíamos ir ahora por la tercera Transición, más o menos. La descentralización, el dilema entre Monarquía o República, el control y la transparencia de las administraciones públicas, la Ley Electoral... todo podría estar revisado y resuelto en un contexto más y más democrático. Desde finales de los Ochenta, tal posibilidad se ha visto favorecida por la positiva evolución del aparato de Estado, que dejó de ser un enemigo de las libertades para pasar a convivir con ellas.

Pero la pereza social, el absentismo político de las masas y la conversión de los partidos (y de sus terminales sociales) en organizaciones muy estancas y alineadas con los intereses de las élites económicas nos han traído hasta aquí. Somos un barco varado en la playa. Máquinas y casco enmohecen sin remedio. Y ahora habrá que hacer un tremendo esfuerzo para revertir el naufragio y llevar el buque al mar. Porque, que se sepa, no tenemos otra forma de volver a navegar.