Una idea sobre los futuros escenarios electorales, me refiero. Todos los sondeos reflejan resultados similares. Así, vista la nula posibilidad de que se produzca un vuelco económico (a mejor) antes de que acabe la legislatura, hay que dar por sentado el desplome del PP, el constante retroceso del PSOE, el avance de IU... y la emergencia de UPD, nueva bisagra para la puerta a la gobernabilidad. En Aragón, ni CHA ni mucho menos el PAR parecen andar muy boyantes. La suerte está echada y las tendencias solo pueden evolucionar acentuándose. En el PSOE sueñan con algún tipo de renovación espectacular (Madina es la última gran esperanza) que les permita recuperar terreno conforme los desaguisados de la derecha borren la memoria de los desaguisados de Zapatero. Lo cual es mucho soñar. También está en el aire el lanzamiento de una plataforma unitaria progresista, una nueva marca electoral que acogería a buena parte de las izquierdas (o a todas ellas) para barrer en las urnas. Pero esto también pertenece, hoy por hoy, al mundo de lo onírico.

¿Y cómo se articularán las nuevas mayorías capaces de gobernar? Esa sí es la gran incógnita. Porque si PP y PSOE pierden su capacidad para relevarse en una alternancia automática, será preciso imaginar futuras coaliciones. Dando por supuesto que los socialistas siempre tienen abierta la posibilidad de entenderse con IU (lo cual quizás sea mucho suponer), al PP solo le queda una opción: UPD. Pero tampoco está nada claro que dicho partido, que en Asturias apoya un gobierno del PSOE, vaya a entregarse a la derecha sin más ni más.

Todo lo cual se parece mucho a lo que viene ocurriendo en otros países: fragmentación del voto, abstención, desafección popular, dificultad a la hora de montar gobiernos estables y, por encima de todo, la sensación de que alcanzar el poder es siempre un regalo envenenado pues administrar la crisis quema a cualquiera. Por eso en el interior del PP se entremezclan la decepción y la voluntad de apurar el actual mandato para que sus consecuencias sean irreversibles. Y luego el que venga detrás, que arree.