Llegué a Granada y topé con una increíble procesión de las vírgenes de la ciudad y de su vega. Se celebra cada cien años y es una especie de gigantesca e idólatra superproducción católica; un derroche de candelabros de plata, imágenes barrocas, cohetes, bandas de música, costaleros, vivas a la Madre de Dios y gritos de ¡guapa!, ¡guapa! y ¡guapa! Olé, me dije, hay cosas que siguen en su sitio. Y como justo el día de antes había salido de la cárcel el banquero señor Belsa, tras juntar dos kilates y medio de fianza en menos que canta un gallo, me entró un sosiego enorme y una gran confianza en el futuro. ¡Aupa, Mariano!, que tú puedes, susurré para mi propio coleto antes de aclamar a Nuestra Señora de las Angustias, patrona de Alhama.

Un banquero en el estarivel era un contradiós inadmisible. Por fortuna ya está suelto, el fiscal ha pedido su inmediata desimputación por falta de pruebas (¡mira, oye, como en el caso de la Infanta!) y la gente de orden que alabó la labor de Manos Limpias en el linchamiento de Garzón ahora reniega de dicha organización: unos metomentodo y unos frikis. Como el mismo juez que mandó al talego a Blesa.

Ya que estamos, déjenme aclarar una cuestión colateral al tema. Dije el otro día (cuando el expresidente de Caja Madrid ingresó en el talego) que este caballero era banquero y no político profesional. ¡No hay tal!, replicaron algunos lectores. Político y requetepolítico es. Fue Aznar quien le metió en la élite de las finanzas cuando era un simple abogado sin relación anterior con dicho sector. ¡Qué banquero ni qué niño muerto!

Bueno... la cosa bien merece ser matizada. Blesa fue investido banquero por las buenas, como Alierta amaneció tabacalero primero y telefónico después. Por la misma regla de tres Pizarro nos salió eléctrico, Trillo embajador y Arias Salgado presidente de Carrefour España. Todos abogados, lo mismo que Mario Conde; todos políticos, incluso los que jamás se presentaron a unas elecciones.

La banca es política, el Ibex 35 es política, el fútbol es política. Aunque Franco dijo: "Hagan como yo... ¡no se metan en política!" Qué risa, ¿eh?