Escuchar a Guindos es un placer (no sensual, pero bastante genial). El jueves, por ejemplo, anunció que España ya está creando empleo neto desestacionalizado por vez primera desde el 2008. Eso no es cierto, ni siquiera desde la perspectiva del Instituto Nacional de Estadística (INE), cuyo nuevo director, Gregorio Izquierdo está planificando con sumo cuidado y un desparpajo imponente los datos de la recuperación. La programación de un optimismo a la carta se ha convertido en el objetivo número uno del Gobierno. En Moncloa están seguros de que si el personal tiene la sensación de estar saliendo de la crisis, volverán la confianza y el consumo interno, tornarán los electores a votar al PP y la ciudadanía se olvidará de Bárcenas, la Gürtel y los demás chandríos. Ante tan halagüeño panorama, ¿qué importan algunas mentiras más?, o mejor aún: ¿qué importa que todo sea mentira?

La verdad se empeña en no ser tan optimista. Fijémonos en Aragón, por ejemplo. La última encuesta de población activa recogió un descenso del paro del 2,87%. Pero, claro, eso no fue así porque haya más trabajo, ¡qué va!, sino porque la población activa (y la población en general) caen a peso. De hecho, la Tierra Noble ha alcanzado su cifra más baja de ocupados desde 2002. Aquí, como en el resto de España, se sigue destruyendo empleo.

No hay recuperación a la vista. Pero eso no va a ser obstáculo para un Ejecutivo que hereda los procedimientos de aquel otro que resolvió el accidente del Yak llenando los ataúdes al buen tuntún o manipuló la información sobre los atentados del 11-M. Ahora, la falsificación se cebará en los datos estadísticos. Se quiere acabar el año con datos positivos en el PIB. Para lograrlo el INE de Izquierdo va a rectificar a la baja las cifras del 2010 y el 2011 (a estas últimas ya les limaron tres décimas pero serán retocadas de nuevo) de forma que las del 2013, bien cocinadas, tengan más fácil un resultado positivo (y aun así, veremos).

Así va la España de Rajoy: más puteada y falseada que nunca jamás desde el fin del franquismo. Ya me disculparán pues si no tengo el cuerpo para optimismos.