Bueno, me van a perdonar porque de nuevo abordé un tema con demasiados miramientos y matices, sin tener en cuenta que vivimos en medio no ya de un barullo sino de un magnífico merdé. Lo que llamé ayer lío (el de los autobuses de Zaragoza) ha evolucionado hacia un golpe de mano de la empresa con la complicidad de quienes gobiernan el ayuntamiento; golpe que primero alcanzará a los trabajadores de TUZSA-AUZ y luego a los vecinos de la ciudad, sometidos a un servicio de transporte público cada vez peor (y por favor, no me vengan con la milonga esa de que la culpa de todo esto la tiene el tranvía; dejémonos de idioteces). Este es un fenómeno tan complejo como sucio. Para empezar, en la misma tarde de ayer, cuando los burofax comunicando los 153 despidos iban llegando a los afectados (o no, que la confusión era tremenda), se supo (¡oh, sorpresa!) que TUZSA-AUZ ya no pertenece a la sociedad de capital-riesgo británica que conocíamos... sino a otra compañía, en esta ocasión mexicana, que justo acaba de comprarla al filo de la nueva concesión y del ERE. Feo, ¿verdad?. Y la mar de sospechoso. Naturalmente, la plantilla de los autobuses se subía por las paredes. Han sido ninguneados por el ayuntamiento, chantajeados por la empresa y ahora les cae encima un ERE fulminante y al contado (estas regulaciones de empleo van a toda velocidad, porque el Gobierno Rajoy rectificó hace poco su propia reforma laboral para agilizar los despidos masivos). Por otro lado, parece evidente que los acontecimientos fueron programados desde el principio a fin de que su clímax se produjese en agosto, mes clave para perpetrar putadas de todo tipo. Estando además de por medio la venta de TUZSA-AUZ, es evidente que el calendario ha sido un factor clave. Con un alcalde accidental (el concejal Roberto Fernández), con los altos jefes de veraneo, con CHA e IU haciéndose de nuevas y con la oposición conservadora dispuesta a jugar las bazas más irracionales, el barrizal está listo para que todos acabemos pringados. A mayor gloria de los inversores britano- mexicanos, por supuesto.