Bueno, tal vez las izquierdas (en plural) anden desdibujadas, desnaturalizadas o desorientadas, pero la derecha (en singular) está que se sale. Ha llegado muy lejos en su capacidad de controlar la situación, infiltrar sus planteamientos ideológicos y mentir sin disimulos. Ya sólo le falta convertirse en caricatura de sí misma hasta alcanzar las más altas cumbres del deshueve. Y es lo que está haciendo el PP. Lo borda. Es admirable.

Escuché ayer a Pujalte explicar por qué en Génova habían destruido (no formateado, sino eliminado) los discos duros de los ordenadores de Bárcenas. Qué desparpajo exhibía el tío, qué morro tan estupendo. Cualquiera en su situación hubiese estado sobre ascuas o al menos un poco incómodo, porque eso de borrar las pruebas dejadas por un delincuente (cuando ya se ve que es un delincuente y le has repudiado con enormes aspavientos) es algo raro, muy raro. Pero el menda que cito argumentaba su inverosímil versión con un aplomo y un cachondeo soterrado fuera de lo común. Flipé en colorines.

Luego fui echando cuentas: las fotos de los cachorros conservadores (Nuevas Generaciones) jugando a Flechas y Pelayos; las declaraciones de Hernando, portavoz adjunto del PP en el Congreso, recordando que la República acabó con un millón de muertos, como si la insurrección reaccionaria del 36 hubiese sido una anécdota sujeta "a disquisiciones históricas" (sic); las razones de otro portavoz, el maravilloso Floriano, para negarse a considerar asunto de interés general la presunta financiación ilegal de su partido... Pero, oye, lo más molón de todo, lo más guapo, ha sido la forma en que el mismo Floriano ha explicado por qué Rajoy cobraba en la oposición tres veces más que Rubalcaba en el Gobierno. Hombre, vino a decir, no me compararán lo que deja de ganar un registrador de la propiedad que deja su puesto por el bien de la Patria con el sacrificio que hace en similares circunstancias un simple doctor en Química, un triste profesor titular de Universidad que como mucho hubiese llegado... ¿a qué?, ¿a catedrático?

Derecha cañí. La de toda la vida.