He leído un artículo de Tony Blair (el pasado jueves, en El País) donde el escudero de Bush Jr en la desastrosa, destructiva e inútil invasión de Irak pide más madera... en Siria. Que el británico es un tipo sin escrúpulos ni ideología resulta evidente a estas alturas. Pero además, tras sus ardorosas propuestas belicistas se esconde la íntima cobardía de quien clama por una guerra a la que ni él ni sus hijos tendrán que ir, una guerra que sufrirán otros.

El Hemisferio Norte en general y Europa en particular están gobernados por líderes dudosos que jamás probaron su valor, que nunca lucharon por nada. Los integrantes del Trío de las Azores (Bush, Blair y Aznar, más Durao Barroso) no pasaban de ser unos míseros capitanes Araña empezando por el norteamericano, que bien se había escaqueado cuando lo de Vietnam. Y como ellos, los demás. Echen una miradita al patio, tal y como está actualmente. Merkel va de conservadora pero cuando vivía en la Alemania Oriental se apuntó al oficialismo comunista para no tener que sufrir. Hollande, que podía haber sido el referente progresista de la destartalada UE, jamás ejerció activismo alguno ni se partió la cara por nada. Nuestro Mariano... bueno, no hay más que verle. Obama ha sido un fiasco. Putin es un guaja de la Nomenklatura. Los mandamases chinos, lo mismo.

Y ahora ustedes pensarán: ¡bah!, siempre ha sido así. Bueno, sí... y no. Comparen a Blair con Churchill, que sin duda fue mucho más aristócrata, reaccionario, colonialista y militarista. Sólo que (y ahí está la diferencia) Sir Winston supo estar bajo el fuego. En la India se las vió con los afganos; en Sudán, con los mahdistas; en Sudáfrica, con los boers... Pasó peligros, fue hecho prisionero (se escapó) y demostró ser un hombre de temple. Por eso cuando se enfrentó a quienes contemporizaban con Hitler (sus conmilitones conservadores, ojo) y empujó a la Gran Bretaña a iniciar la II Guerra Mundial tras la invasión de Polonia, nadie pudo decir que era un general de papel, un emboscado.

Los superjefes de ahora, sin embargo, dan asco. ¿Quieren guerra? Pues que vayan ellos.