El archimillonario Botín dirá lo que quiera y la Bolsa subirá, empujada por los buscadores de chollos y la entrada de capital extranjero (que por cierto está a punto de hacerse con el control de casi todas las grandes compañías españolas). Sin embargo, los brotes verdes tan cacareados por el Gobierno siguen siendo un mero truco publicitario destinado a sostener las posiciones electorales del PP de aquí al 2015. Cada vez que el Instituto Nacional de Estadística publica sus resultados mensuales aparecen cifras demoledoras. Puede que nuestro país esté consiguiendo atraer inversionistas gracias a que les vamos pagando los intereses quitándonos el pan de la boca, pero la economía real va de culo y cuesta abajo. Estaría encantado de admitir lo contrario, mas los datos son los datos. Y ya pueden Montoro, Guindos y los demás mariachis cantarnos rancheras bajo la ventana. Nos estamos haciendo más pobres, más dependientes y más frágiles.

En agosto, los fallidos de la banca superaron el 12%, y eso después del banco malo, el rescate y toda la pasta que hemos tenido que poner de nuestro bolsillo. Con respecto al mismo mes del año pasado, el negocio en la Industria bajó un 9,69% y en el sector Servicios de Mercado, el 4,50%. Nada menos. Así no hay economía productiva que valga, y el espejismo de las exportaciones es eso, un espejismo. Porque si la balanza comercial ha mejorado no es tanto porque vendamos mucho (aunque algo más vamos vendiendo a base de abaratar aquí los costes salariales) sino porque apenas compramos nada. Entre las importaciones caídas están los bienes de equipo imprescindibles para sostener e innovar nuestras empresas.

El Gobierno nos lleva de regreso a los años sesenta. Y todavía hay quienes ignoran o no se acuerdan de que aquellos fueron tiempos muy duros, con más de dos millones de españoles buscándose la vida en la emigración y un nivel de bienestar social por los suelos. Eso sí, el que tenía mucha pasta vivía como Dios e incluso podía creerse Dios mismo. Es lo que anhelan los sociópatas que mueven los hilos. Ser los putos amos... sin discusión.