No soy tan pesimista como algunos creen. Pero me atengo a la realidad, que no siempre es agradable ni positiva. Por eso ya no me tomo al pie de la letra las tesis que relacionan directamente la agudización de las contradicciones sociales y la inmediata rebelión de las masas. Tal fenómeno ha ocurrido durante la Edad Contemporánea, pero quizás no se repita de forma automática en esta etapa actual marcada por las ondas de la postmodernidad. De hecho, existen múltiples ejemplos de que una sociedad saturada de desigualdades y aparentes agravios entre distintos colectivos puede soportar múltiples tensiones y ser finalmente cuasisostenible mientras desarrolla su propia y estrafalaria evolución. Estamos habituados a los parámetros europeos (de los siglos XIX y XX), pero la humanidad es mucho más amplia y compleja.

Por ejemplo, en 1982, en Perú, Sendero Luminoso proyectaba su terrorífica sombra desde los Andes hasta la periferia de Lima. Esta ciudad era una urbe terrible y caótica, con dos barrios, Miraflores y San Isidro, de alto nivel (incluso de altísimo en algunos lugares) e innumerables pueblos nuevos donde millones de personas subsistían en condiciones de extrema pobreza. En ese momento, la lógica materialista indicaba que los hijos de la miseria habrían de alzarse y arrollar a la poderosa oligarquía que medraba a su costa. No fue así. Treinta años después, aquel país es un emergente inestable. En la capital, los barrios de chabolas han sido semiurbanizados y en sus encrucijadas hay supermercados y macdonals. Sendero es apenas un recuerdo. La desigualdad continúa pero ha sido asumida.

Hace cuatro días volví de un país magrebí donde, en apenas unos metros, se pasa de la caótica y medieval calle al vestíbulo de los hoteles de lujo. Existe, es cierto, una violencia latente. Pero ni siquiera tiene que ver con la desigualdad. Ésta se ha convertido en un factor irremediable.

Es la realidad de México, de Brasil, de India... de los USA. Como fue la de España hace apenas medio siglo. ¿Estamos vacunados contra tal anormalidad? Ésa empieza a ser mi duda.