Había relevo en la CREA, la patronal aragonesa. Vinieron de propio los jefes de la CEOE, y a su rebufo fueron llegando a meta la presidenta Rudi, varios de sus consejeros y una representación del PP tan nutrida y entusiasta que daba gloria verla. Ya se sabe que la derecha tiene esa querencia. Puede que abomine de cómo se financiaron los sindicatos con los cursos de formación, pero jamás puso reparos a que el empresariado hiciese lo propio. A la postre, la España secular nunca ha considerado impropio meterle mano al erario público... salvo cuando los trincones son gentecilla del común y no personas de orden.

Debió ser por deferencia al público pepero que los líderes empresariales se dejaron caer con la machacante versión de que la crisis se acaba. Lo hicieron con esa loca alegría que está de moda actualmente. ¿Frenaron su optimismo algunos datos tan feos como el último techo de morosidad bancaria (situada ya en el 12,67%) o los cálculos del INE referentes a la cartera de pedidos y el índice de negocios de la industria (en tasas interanuales del -3,2% y el -3,4%, respectivamente)? Pues claro que no. Gobiernan ellos (como Dios manda), en España empieza a amanecer... y no hay más que hablar. A puro de repetirlo, este mensaje va calando en los ámbitos donde se crea opinión, más que nada porque muy poca gente se atreve a rebatirlo en público. Son tiempos de cautela, prudencia, disimulo, quietud, asentimiento, sumisión, corrección y buenas maneras. No te des a entender, hijo mío (decían las madres en aquellos tiempos, y quizás lo sigan diciendo).

El PP y sus terminales de todo tipo (la empresarial, por ejemplo) no se cortan. Y tanto influye su estilo que ayer mismo la concejala zaragozana (y socialista) Carmen Dueso advirtió de que ella no va a intermediar en el conflicto de los autobuses. Que se pongan de acuerdo, pero ya, la empresa y los trabajadores y que la dejen tranquila. Lo cual, querida Carmen, y ya me disculparás por tan odiosa comparación, suena igualito a lo que dijo la alcaldesa Botella cuando se le pusieron en huelga los basureros madrileños.

Así es la vida y así se la cuento.