Se aproxima, como cada año, el día Internacional de la Mujer. Desde la mayoría de las comunidades nacionales e internacionales se programan actividades en un marco de visibilizar el quehacer de mujeres en diferentes ámbitos creativos, como la celebración en este año del 50 aniversario del Diccionario de uso del Español realizado por la aragonesa María Moliner, un gran referente de la lengua castellana, dos veces más extenso que el de la Real Academia de la Lengua y dicen que dos veces mejor.

Es un ejemplo y una satisfacción que una mujer que nació en 1900, sacara adelante un diccionario de esas características. Estos aniversarios nos recuerdan la importancia de nuestro lenguaje, ese castellano que nos identifica, que se expande internacionalmente y que lamentablemente se utiliza cada vez peor; las nuevas maneras de comunicarnos, en las que se escatima escribir con significados y matices, nos despojan de la sutilidad y de su propia riqueza. Se invierte poco en ponerlo en valor si lo comparamos con el aragonés, el empeño de incluirlo en el curriculum educativo como si fuera un idioma que estudiar con su grafía... lo que les faltaba a los escolares, tener que aprender que abogado se escribe: avogau y que basura se escribe con uve. Bueno, no lo saben pero ya lo hacen.

Ese interés porque el aragonés no muera, siempre y cuando sea por muerte natural, francamente no me preocupa, sí que me importaría que desaparecieran el latín o el griego del curriculum escolar, bases de nuestra lengua y de su entendimiento.

¿A dónde nos lleva la inversión en el aragonés? Si permanece la tradición en las zonas geográficas se mantendrá y si no ahí quedará en la historia de su cultura.

*Pintora y profesora de C.F.