Se celebra hoy el Día Mundial de la Salud Mental. Una conmemoración que en Aragón impulsa, entre otros colectivos, Asapme, una asociación sin ánimo de lucro que llega adonde no llega nuestro estado de bienestar y que ayuda a unas 700 familias en toda la Comunidad. Y a más que ayudaría si la entidad que preside Belén Torres y que dirige Ana López contara con más recursos para poder echar una mano, profesional y cariñosa, a los alrededor de 35.000 aragoneses que, según la propia Asapme, padecen una enfermedad de esta naturaleza. Quizá por ello, o porque la estadística muestra que el 15% de la población sufriremos un trastorno mental a lo largo de nuestras vidas, el lema escogido para este año pide que nos pongamos en el lugar de estas personas y conectemos con ellas. Un llamamiento a la empatía, que pide a la sociedad un tratamiento más normalizado de estos enfermos, pues en esa normalidad reside buena parte de su terapia. En realidad, esa evocación de una actitud más empática para con estas personas encuentra su razón de ser en la buena convivencia de la que, cuando queremos, hacemos gala los seres humanos. Algo que olvidamos cuando tan injustamente rebajamos a la categoría de locos, dementes o pirados a algunos semejantes. Mucho mejor nos iría a todos si, como apuntaba esta semana el psiquiatra Fernando Sopeséns con toda la sencillez del mundo, pusiéramos el énfasis en lo que nos une. Máxima palmaria que vale para este y, claro, para todos los órdenes de la vida.Periodista