A sus 31 años, Froome tiene el Tour a sus pies por tercera vez. Su dominio individual dentro de un bloque de altísima calidad hacen de esta edición un espectáculo con un interés relativo. A Alfredo Binda, un extraordinario corredor italiano de los años veinte, ganador de cinco Giros, le pagaron para no tomar parte en la carrera italiana, incluidos los premios que supuestamente iba a ganar, y aceptó. De esa forma se aseguraba la competitividad. Con Froome y su equipo no se puede hacer lo mismo que con Binda, ya que el valor de sus victorias debidamente mediatizadas por la British Sky Broadcasting tienen un valor descomunal.

Froome es un empleado de Rupert Murdoch, el magnate de los medios de comunicación, quien en el 2010 decidió invertir 30 millones de libras con un horizonte de tres años para que un británico ganase el Tour, algo que nunca se había logrado antes. Lo logró, prorrogó su inversión y ahí le tienen camino de su tercera victoria. Sky es un equipo integrado por 29 corredores de doce nacionalidades diferentes, entre ellos cuatro españoles (Intxausti, Landa, Dani López y Zandio) y solamente ocho son británicos. Sorprende que en su staff figuran cuatro médicos y un psiquiatra. Extraño, pues no parece que anden precisamente mal de salud.