Considerado "el azote del capitalismo", el jurista y economista Jean Ziegler fue relator de la ONU y es vicepresidente del Comité Consultivo de Derechos Humanos, aunque ve a la institución "en ruina". En su libro de 1966 Una Suiza por encima de toda sospecha, una bomba que le supuso persecuciones y amenazas, escribió: "La oligarquía imperialista de cada país principal y sus cómplices locales en los periféricos, precisan de un lugar en el que la legislación bancaria, la libre convertibilidad de las monedas, la relativa estabilidad política y la eficacia tecnológica e instrumental de las instituciones permitan la seguridad primero, la reinversión racional después, de su botín acumulado". Ese era su país, en el que fue casi 20 años diputado, la voz más crítica del sistema bancario, profesor en Ginebra y en la Sorbona.

Ziegler escribió luego una serie de libros sobre el expolio de África; El oro nazi, en que denunciaba la acogida al oro robado a países ocupados; y varios títulos definitorios: Suiza lava más blanco, Los señores del crimen, Las nuevas mafias contra la democracia, El libro negro del capitalismo, Los nuevos amos del mundo y aquellos que se les resisten, La globalización (con Ignacio Ramonet, Joseph Stiglitz y otros) o El imperio de la vergüenza. Fue la voz más fuerte de denuncia de los especuladores financieros, causantes de la crisis mundial, y claro que deberían, dijo, comparecer ante un nuevo tribunal de Nuremberg. En junio de 2012, en relación con la deuda externa de los países, entre ellos España, Ziegler declaró que era "una deuda odiosa ya que vivimos en un orden mundial criminal y caníbal, donde las pequeñas oligarquías del capital financiero deciden de forma legal quién va a morir de hambre y quién no. Por tanto, estos especuladores financieros deben ser juzgados y condenados, reeditando una especie de tribunal de Núremberg, España no debería pagar su deuda porque es delictiva e ilegítima".

Poco antes, en 2008, Hervé Falciani, un informático, extrabajador del banco suizo federado al HSBC (la segunda entidad bancaria más importante del mundo), fotografiaba la denominada lista Falciani, que entregó al año siguiente a la Hacienda francesa la mayor fuga de información confidencial en la banca suiza. Contenía unos 130.000 potenciales evasores con cuentas no declaradas en la sucursal en Ginebra. Los países con más cuentas eran Suiza (11.235 clientes), Francia (9.187), Reino Unido (8.844), Brasil (8.667) e Italia (7.499). En cuanto a dinero colocado allí, destacan Suiza (31.200 millones de dólares), Reino Unido (21.700 millones de dólares), Venezuela (14,8 millones de dólares), EEUU (13,4 millones de dólares) y Francia (12,5 millones de dólares). Son citados Michael Schumacher, el rey Abdalá II, el rey de Marruecos Mohamed VI, el futbolista Diego Forlán, el músico Phil Collins, el piloto Valentino Rossi, David Bowie, la modelo Elle MacPherson o el tenista Marat Safin, el piloto Heikki Kovalainen, Tina Turner, el empresario Flavio Briatore o el actor Christian Slater.

Los españoles más conocidos, dados a conocer por El Confidencial: el banquero Emilio Botín, el empresario Carlos Ferrer Salat; Jordi Pujol Ferrusola, el exmagistrado del Supremo Ramón López Vilas, las familias Luca de Tena o Prado, el piloto Fernando Alonso, la psicóloga Vallejo Nájera, el banquero Juan Carlos Escotet, y varios de la trama Gürtel. Los documentos muestran que la rama suiza del banco tuvo comportamientos ilegales: permitió a los clientes retirar dinero en moneda extranjera, creó sistemas para evadir impuestos, se confabuló con algunos clientes para esconder cuentas negras, asesoró a familiares de dictadores, personas implicadas en casos de corrupción en África, gente involucrada en el comercio de armas, etc.

Casi a la vez se producían las revelaciones de Julian Assange, creador de Wikileaks en 2006 y que difundió a partir de finales de 2010 más de un cuarto de millón de documentos diplomáticos secretos de EEUU, resumidos por cinco grandes diarios (El País, Le Monde, Der Spiegel, The Guardian y The New York Times). A pesar de los furibundos ataques y la petición de extradición por el Gobierno sueco (y desde luego el odio cerbal de EEUU, que lo consideró "el hombre más buscado"), Assange lleva años refugiado en la embajada de Ecuador en Londres, y ha sido "galardonado internacionalmente por su lucha a favor de la libertad de expresión, de la libertad de prensa y de los derechos humanos en general".

Sobre España, entre otros asuntos sobre nuestras relaciones con EEUU, se señalaron los secretos sobre el asesinato del periodista José Couso en Irak y las presiones del embajador estadounidense para dificultar la investigación. También, sobre el terrorismo de ETA y el yihadismo: consideran que los españoles están poco atentos al radicalismo islamista. También sobre el tema de la propiedad intelectual y las descargas ilegales, y la ley Sinde y la polémica por la ley contra la piratería, que autorizaba a proceder al cierre de páginas web con enlaces a contenido con copyright sin precisar mediación judicial (al final la ley se votó en contra).

Otro importante episodio fue provocado por Edward Snowden, antiguo empleado de la CIA y de la Agencia Nacional de Seguridad, que en junio de 2013 hizo públicos, a través de los periódicos The Guardian y The Washington Post, documentos clasificados como alto secreto sobre varios programas de la NSA, los de vigilancia masiva, una red de servicios de espionaje de muchos países. Asilado en Rusia, ha explicado que su objetivo fue destapar el "Estado de vigilancia" existente en EEUU, cuyo gobierno destruye "la privacidad, la libertad en internet y las libertades básicas de la gente de todo el mundo con esta gigantesca máquina de vigilancia que están construyendo en secreto". Los papeles de Snowden revelaron el espionaje de EEUU en España desde la embajada en Madrid, bases militares o barcos civiles con bandera norteamericana. Más de 60 millones de comunicaciones rastreadas de diciembre a enero de 2013, aportados por los servicios españoles de inteligencia al espionaje americano, desde los atentados del 11-S contra las Torres gemelas, los atentados en Madrid del 11-M, los rehenes catalanes secuestrados en Mauritania, etc. Snowden respondió a Ana Pastor en La Sexta que cree que la vigilancia masiva no solo no ha parado tras sus revelaciones, sino que ha ido a peor, "más agresiva e invasiva que antes": "Hay 45 millones de ciudadanos en España aproximadamente, y si lo piensas, cada vez que alguien manda un mensaje de texto, hace una llamada, visita una web, eso genera un registro".

Los papeles de Panamá ha sido otro gran terremoto informativo y político de los últimos años. Compañías offshore que escapaban a la declaración y cotización en la Hacienda española, cuya relación ha causado indignación entre los españoles. Entre los salpicados por el escándalo figuran el rey de Arabia Saudí, los presidentes de Rusia, China, Ucrania, Siria, Argentina, el esperpéntico Dominique Strauss-Kahn, exdirector del FMI. Famosos como el actor Jackie Chan, los futbolistas Messi y Forlán, el expresidente de la UEFA Michel Platini; y hasta David Cameron, el torpe primer ministro del Reino Unido; o David Gunnlaugsson, primer ministro de Islandia, forzado a dimitir.

Entre los españoles que han tenido o tienen abiertas cuentas en esos paraísos fiscales aparecían, según El Confidencial y La Sexta, 1.200 sociedades, 558 accionistas, 166 intermediarios y 89 beneficiarios con dirección postal en España. La infanta Pilar de Borbón; financieros y empresarios como Rato, Blesa, Alberto Alcocer y Alberto Cortina, Arturo Fasana, el expresidente de Pescanova y los grupos hoteleros Meliá, Riu y Martinón; políticos como el expresidente de Alianza Popular Hernández Mancha, el exministro José Manuel Soria (que dimitió tras sus torpes explicaciones), Oleguer Pujol o el pintoresco exalcalde de Boadilla del Monte Arturo González Panero, Albondiguilla; el legendario espía Francisco Paesa; famosos como Bertín Osborne, Carmen Lomana, Almodóvar, Borja Thyssen, Vargas Llosa, Ana Duato e Imanol Arias; el expresidente del FC Barcelona José Luis Núñez, el expiloto Àlex Crivillé, dos biznietos de Franco, una nieta de Picasso, las esposas de Arias Cañete y Juan Luis Cebrián, o la que lo sería luego de Felipe González. Y se dijo que grandes bancos, como el Santander, BBVA y Sabadell ayudaron a clientes a crear firmas offshore en Panamá y que muchos regularizaron sus papeles gracias a la amnistía de Montoro.

Catedrático jubilado. Universidad de Zaragoza