Las manipulaciones detectadas en los libros de texto de Historia y que han salido a la luz en las últimas semanas en algunas ediciones en Huesca y Zaragoza han impulsado a la DGA a pedir a los docentes que denuncien los errores en los libros. Hasta ahora, los maestros los resolvían en clase cuando aparecían, no estaban obligados a denunciarlo, como a partir de ahora a través del Consejo Asesor de la Enseñanza de la Historia Aragonesa. La decisión es coherente para mantener un relato global ante los alumnos, aunque no sería desproporcionado conocer de antemano, antes de llegar a las aulas, los contenidos que pudieran ser conflictivos y que posteriormente obligan a actuar a mitad de curso.