El sueño de la razón produce monstruos» es uno de los grabados dentro de la serie Los Caprichos de Goya. En Aragón, de la pesadilla de algunos responsables políticos, hace ya 17 años que nació un pequeño monstruo llamado Plan Aragonés de Saneamiento y Depuración. Desde entonces, ha ido creciendo alimentado por los presupuestos generales de la comunidad autónoma y por un “pseudoimpuesto” cuyo último “alias” conocido es “Impuesto sobre la Contaminación de las Aguas” (ICA).

Pero ya se sabe: quien alimenta a un monstruo, tarde o temprano acaba devorado por él. Por tanto, cuando se nos exige a la ciudadanía de Zaragoza que aportemos parte de nuestros recursos para que el monstruo siga creciendo, nos vemos en la tesitura de decir que no. Es hora de ponerlo a buen recaudo, sobrellevar como mejor podamos lo que le quede de vida, pero que no crezca más y, sobre todo, que no nos devore.

Sabemos que las administraciones públicas están sometidas a una gran inercia y, muchas veces, continúan impertérritas hacia el precipicio aún a sabiendas que les espera un triste final. Es responsabilidad de todos cambiar el rumbo de esa gran maquinaria hacia un objetivo que todos debemos compartir: que se puedan depurar todas las aguas residuales de Aragón de una manera eficiente, sostenible económica y medioambientalmente. En estos momentos, ese cambio de rumbo solo se puede conseguir cortando de manera radical el acceso a la financiación que se espera obtener de la ciudadanía de Zaragoza. No podemos permitir que metan la mano impunemente en el bolsillo de los ciudadanos.

Se dirá que somos insolidarios. ¿Cómo pueden ser insolidarios con Aragón 700.000 personas, la mayoría de las cuales son de pueblos, o tienen casa en pueblos, de Aragón? Lo que nos dice la sensatez baturra que nos caracteriza es que “si un familiar necesita ayuda para comprar una vivienda, que cuente conmigo”. Pero si se le antoja un chalet, “los extras que se los pague él”

Por desgracia, tenemos Aragón lleno de “chalets” dedicados a la depuración, sobredimensionados y con tecnologías muy caras, en los que se llegan a pagar hasta 10€ por cada metro cúbico que se depura. A pesar de pagar el ICA al 100%, las aportaciones de las poblaciones con esas depuradoras no cubren más que el 28% de los costes totales.

En estos meses en que los zaragozanos y zaragozanas hemos decidido oponernos a un impuesto injusto, cumpliendo con la ley pero haciendo valer los derechos que nos amparan, nos ha llegado a emocionar el ver a personas con dificultades para rellenar los recursos de reposición, pero que lo han conseguido tozudos, orgullosos y decididos a ejercer como ciudadanos responsables.

No lo hemos buscado, pero tenemos en nuestras manos una gran responsabilidad. Sabemos que el resto de Aragón mira a Zaragoza con esperanza. Algunos estarán con nosotros el domingo día 4 en la gran manifestación por la derogación del ICA y por la gestión pública del agua. Otros no podrán acompañarnos, bien por sus propias circunstancias o por presiones externas, pero todos estarán expectantes. Hay pequeños pueblos que siguen resistiendo ante el Goliath que representa la administración autonómica y esperan que nuestra solidaridad se materialice, no en someternos a un impuesto que alimenta a un mal plan, sino en plantar cara a esa pretensión y obligar a las instituciones a que se cambie tanto el plan como su manera de financiarlo.

No continuemos soñando. Es hora de despertar y hacer valer la razón. Es nuestra responsabilidad dejar a nuestros hijos y nietos una comunidad sana y sostenible. Aragoneses, aragonesas, zaragozanos, zaragozanas, es ahora o nunca. ¡Os esperamos a todos el domingo 4 de febrero en la Glorieta de Sasera!

*Miembro de RAPA. Firma también Maribel Torrecilla, presidenta.