Rajoy ya advirtió del aventurerismo de Mas y de su copartícipe Junqueras, acaso más cuco e inteligente. La fallida intentona del aún presidente Mas y lo que pueda suceder en las próximas elecciones generales, permite al socialista Sánchez, pronosticar que sea Rajoy el que pierda en ellas, acusándole de manera más sectaria que partidista, de no entender a Cataluña; ¿por qué? En las elecciones del 27-S, nuestros vecinos nacionalistas ganaron pero bajaron de 71 a 62 escaños y sólo un 47% de los votantes optaron por el imposible de separarse de España.

¿Qué se echa en falta que pudiera haber hecho Rajoy constitucionalmente hablando? A mi juicio, nada; el nacionalismo catalán o una parte de él, jugaba trampeando, porque aquella jornada electoral, sólo podía servir para fijar la composición del nuevo Parlamento de Cataluña y no para que Cataluña se separase del resto de España, esto es, para seccionar un pedazo de ella y convertirlo en Estado independiente. Para esto último, hay que reformar antes, la Constitución y hacerlo como ella manda que se intente, por la vía de sus artículos 166 a 168; otro medio, sería prescindir del voto de los restantes compatriotas.

Los dirigentes de la Generalidad convocaron las elecciones del pasado 27-S a ciencia y conciencia de que perderían; ganaron con mermas lo que ya tenían, el gobierno del territorio y no consiguieron más que un ramplón 47% de votos secesionistas y eso también, desequilibrar la convivencia social, como si eso no les importara. Sin embargo, bastaron los votos del día 27 de septiembre para deshacer el trampantojo, ahora ya sabemos todos que ni siquiera la mayoría del cuerpo electoral catalán aspira a secesionismo alguno.

Don Tancredo como dijo Rajoy que le llaman, explicó sucintamente en televisión los logros de su Gobierno, el descenso del paro y la realidad innegable de que España es el Estado que hoy más crece de los de la UE, pidiéndonos, como es lógico, que el cuerpo electoral entero no tuerza con sus votos la buena marcha de España y reconociendo que falta mucho camino. Sería necio que Rajoy lo cambiase ahora, por otro distinto haciendo cosas que le pudieran sugerir, con intenciones varias. Citaré alguna de las probables:

1) ¿Emplear los cañones y no los votos a diferencia de lo que sucedió en 1931?; Rajoy tuvo más paciencia que otros entonces y se limitó a cumplir lo que manda nuestra Constitución, esto es, votar y ya se sabe lo que dijeron las urnas. Rajoy no quiso repetir la triste experiencia del 6 de octubre de 1931, evitando lo que acaso deseaban Mas y su copartícipe Junqueras.

2) ¿Sentarse con los nacionalistas a negociar como hizo Zapatero, cuando les prometió que las Cortes Generales no modificarían la reforma estatutaria que propusieran aquellos, intentando convertir Congreso y Senado, en instituciones inoperantes, irresponsables y encima, complacientes?

3) ¿Modificar la Constitución para que autorizase el secesionismo, lo que equivaldría a desposeer al conjunto del pueblo español de las facultades soberanas que sólo a él, otorga el art.1 de nuestra Carta Magna?

4) ¿Reconocer a Cataluña un régimen de singularidad superior al reconocido al resto de las Comunidades Autónomas? Rajoy ya dijo que su límite negociador reside en respetar la fórmula soberana y la igualdad, o sea, cumplir la Constitución.

5) ¿Sustituir el régimen autonómico por el federal?; a esto habría que objetar tres consideraciones por lo menos: la primera, que nadie ha dicho hasta ahora, en que consistiría ese federalismo aunque sí se sospecha lo que pretenden sus devotos: dividir la soberanía como si fuera una tarta. La segunda, que tampoco se conoce en qué otras cosas se distinguiría del régimen autonómico y la tercera, si saben cómo le fue a España cuando nuestra I República se quiso llamar federal. Rajoy estuvo acertado explicando en TV, las resultas del pasado día 27-S e hizo precisiones bien atinadas; por vía de ejemplos, los siguientes: una reforma constitucional no podría ser excusa para hacernos desiguales; nuestro Gobierno nos salvó del rescate a fuerza de sacrificios, poniéndonos en el mejor de las caminos posibles; la Generalidad catalana está recibiendo préstamos muy cuantiosos "al cero por ciento de intereses"; la propuesta de trasladar la sede del Senado a Barcelona es una boutade que se le ha ocurrido a Sánchez el líder del PSOE y sucesor de Zapatero y en fin, que es bueno hablar más, pero salvando la unicidad soberana y la igualdad de todos los españoles.