Además de humor, la política requiere seriedad y esta no se limita a convertirlo todo en meras palabras si apenas representan cosa alguna y solo sirvan para salir del paso; esa seriedad tiene que acompañarse de tanto talento, al menos, como exija la tarea que se desempeñe y la voluntad decidida de cumplir los deberes correspondientes. Esa es mi impresión.

Los asuntos políticos de notoria importancia no deben despejarse con respuestas anodinas como la que dio el secretario general del PSOE, eludiendo una respuesta coherente sobre el separatismo de Mas y optando por escabullirse con esa bagatela de los "espacios de convivencia", sin concretar siquiera cuáles son los que echa en falta.

Los nacionalistas catalanes, que no todos los que allí nacieron o viven aspiran a su separación del resto de España, y los socialistas apuntan tímidamente a recuperar el federalismo que ya sufrió España durante un año, en el XIX, acabando la experiencia como aquel rosario de la aurora, a farolazos entre penitentes y mozos pendencieros. "Espacios de convivencia" ya los prevé la Constitución; basta respetarlos y practicarlos.

Y en nuestras Cortes ¿qué se dijo de esa consulta montada en Cataluña al margen de la ley? Pues, a toro pasado, los portavoces de los partidos con representación parlamentaria se reunieron en la Aljafería y por la información leída, echo en falta que, en ocasión tan señalada, no prevaleciese entre los grupos la coincidencia en defender declaradamente la unidad de España y de su régimen democrático, sin discrepancias por cuestiones secundarias. La democracia es el ágora común, indispensablemente común, de nuestra convivencia; sin ella no hay ni democracia ni hay partidos. Respetuosamente pienso que nuestras Cortes bien pudieron hacer una declaración de apoyo expreso a la unidad de España y dejarse en esa ocasión de menudencias.

NO ME PARECE CIERTO que el Estado de Autonomía "se rompa por las costuras" (tesis del portavoz de IU) ni menos todavía, que "cuando un pueblo quiera hablar, el Gobierno se lo impida" (tesis del portavoz de la CHA) que además, dijo que "votar jamás es antidemocrático", en vez de reconocer que para votar sobre la unidad de España no hay que dar ventaja alguna a los nacionalistas catalanes sino propiciar que todos los españoles (con inclusión de todos los catalanes, naturalmente) manifiesten su parecer de modo formal y no arbitrario y en igualdad de condiciones; es esto y no aquello, lo verdaderamente democrático. La democracia es mucho más que votar a discreción. Cataluña tiene y continuará teniendo los mismos espacios de convivencia de que dispone el resto del territorio nacional. Guárdese la Generalidad de idear sucesos que provocasen represiones violentas.

Es patético que el presidente de la Generalidad catalana y representante del Estado en la comunidad, tras el fiasco de la consulta y al borde del KO, escriba al presidente Rajoy pidiéndole dialogar sin siquiera hacer público su arrepentimiento por los pasos en falso que ha dado. Ese diálogo que suplica Mas acaso sea para procurar no obstante su derrota, alguna ventajilla. Esperemos que cuando las aguas se amansen, Rajoy no ofrezca a los "nacionales" de Cataluña reformas que no beneficien a las demás regiones.

Los nacionalistas catalanes han intentado sacar adelante un proyecto que sus cabezas pensantes sabían constitucionalmente imposible. Opino que no es necesario modificar la Constitución y que ni siquiera sería oportuno pero, si no obstante se quisiera reformar el régimen autonómico que nuestra Carta Magna aprobó y refrendó luego el resultado de la consulta hecha a la integridad del pueblo español, habría que volver a las andadas y que "a quién Dios se la dé, San Pedro se la bendiga", pero nunca antes de todo eso.

¿Por qué tendría que intervenir ahora, el presidente Rajoy? No; ahora deben intervenir los tribunales; Rajoy prometió inhibirse si Mas dejaba la jornada del 9-N en manos de las organizaciones civiles, cosa que Mas no hizo a luces vistas. Hay materia enjuiciable y esa compete al poder judicial, no a Rajoy. Lo de Mas y su patético Gobierno, es y sigue siendo, puro filibusterismo.