El Ayuntamiento de Zaragoza quiere dotar al cementerio de Torrero de un espacio para enterramientos civiles que no obligue a las familias que no desean seguir el culto católico a despedirse de sus seres queridos en una capilla. La decisión, impulsada por el teniente de alcalde Carlos Pérez Anadón tiene todo el sentido, pues cada vez más usuarios del complejo reclaman funerales laicos. La propia demanda marcará la pertinencia de una medida que ya han puesto en marcha en otras ciudades. Además, la iniciativa tiene un marcado trasfondo político, pues parte del grupo socialista municipal ve en esta iniciativa una forma de desagraviarse frente a una parte del electorado por la decisión que tomó en su momento el alcalde Belloch de conceder una calle de la capital al fundador del Opus Dei, monseñor Escrivá de Balaguer.