El pasado día 20 de diciembre, tuvieron lugar elecciones generales al Congreso y al Senado para que los ciudadanos españoles eligiésemos a nuestros representantes en dichas Cortes Generales y quiero hacer un matiz, que aun por obvio no creo debemos dejar de tener presente, ya que no hubo una elección, sino 52 elecciones, una por cada provincia más Ceuta y Melilla, ya que en cada una de ellas elegimos a los representantes propios de esa circunscripción.

Pues bien, a partir de aquí podemos analizar los problemas de la tan denostada Ley Orgánica del Régimen Electoral General, ante todo lo que concierne a su Título II, disposiciones especiales para las elecciones de diputados y senadores. Los partidos políticos que consiguen una baja elección de diputados en la suma de circunscripciones de todo el estado español, sacan como conclusión, que sus diputados tienen un elevado coste de votos frente aquellos otros que obtienen un mayor número y esto que siendo una verdad, lo es tan solo a medias.

EN PRIMER LUGAR, en cada circunscripción, a los partidos que allí se presentan, podemos afirmar que todos ellos tienen el mismo coste de votos para obtener un diputado, porque como he mencionado al inicio, cada circunscripción es una elección independiente del resto y por tanto no es correcto hacer una comparativa con la suma de todas las 52.

En segundo lugar, se dice que la representación del total de electores de cada circunscripción con relación a la cuota de reparto es desequilibradora porque se obtiene sin contemplar el circuito migratorio que se viene produciendo entre provincias del interior y los grandes núcleos de población. Lo que hace que esta cuota no sea neutral al adolecer de un índice corrector que ajuste dichas representaciones, esto podría conseguirse a través del propio censo electoral.

En tercer lugar, y quizás el más importante para el objetivo que deseamos obtener, es que el denominado sistema de restos, o lo que es lo mismo, todos aquellos votos que no obtienen representación de diputado por haber sido ya adjudicados en su circunscripción, son un número muy elevado, que quedan al margen del fin para el que se han depositado. Por tanto y para lograr una parcial solución, siempre quedarán restos, pero muchos menos, deberíamos adoptar distintas medidas.

1.- Adjudicar un diputado por circunscripción en lugar de los dos actuales, más aquellos que les correspondan según la cuota de reparto a aplicar, estos seguirían siendo 248.

2.- Con los 50 diputados restantes, hacer una circunscripción virtual o de restos, en la que los partidos presentarían su candidatura y que no tendrían electores directos, es decir, nadie votaría en esa circunscripción; al finalizar el total de recuentos, todos aquellos restos más lo que no consiguieron el 3% mínimo exigido, se aplicarían a las diferentes candidaturas de dicha circunscripción.

De esta forma conseguiríamos que los votos respondieran de mayor y mejor manera a su objetivo de representación.

Esta fórmula tiene un problema, que es la necesidad de modificar la Constitución, pues en su artículo 68.2 define como circunscripción a la provincia, más Ceuta y Melilla, por tanto debería incorporarse esta nueva definición de circunscripción. También es cierto que como entendemos muchos ciudadanos, es preciso modificarla en un buen número de sus títulos, quizás esta sería una de las que menor controversia podría originar.

Para finalizar y en el mismo sentido de análisis electoral, me gustaría afirmar que el 20 de diciembre, los ciudadanos nos manifestamos con toda claridad sobre en quienes depositábamos nuestra representación y por tanto los partidos políticos deberán gestionarla de la mejor manera y considero que no sería apropiado que estos nos enmienden la plana, convocándonos a otras nuevas elecciones, que por cierto, según dicen las encuestas y como creo es más razonable, nos encontraríamos con un resultado similar, es decir con muy poca variación de escaños para cada uno, lo que es lo mismo, igual problema a la hora de elegir un presidente de Gobierno.

Por esto, es preciso que los partidos políticos de programas más cercanos se sienten y dialoguen con ánimo de encontrar salidas beneficiosas para los ciudadanos, aún con renuncia a algunos de sus postulados y sin uso de esas famosas líneas rojas que se han puesto de moda como un valor y no son otra cosa que una barrera al entendimiento. De esta forma nos demostrarán que saben lo que hacer con nuestra voluntad de soberanía nacional.

PD.- Esto sirve y en mayor medida para los partidos catalanes.

Presidente de Aragonex