El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, visitaba, tras 23 años desde que lo hiciese de manera oficial un presidente español, Guinea Ecuatorial. Lo hizo en el marco de las actividades organizadas por la "XIII Cumbre de la Unión Africana", que se ha desarrollado entre los días 20 y 27 de este mes en Malabo, la capital del país. Sería bueno que esta visita sirviese para reforzar los sólidos lazos culturales e históricos que (si bien poco visibles a día de hoy) unen fuertemente a ambas naciones. Antigua colonia española, Guinea Ecuatorial alcanzó su independencia en el día de la Hispanidad (12 de octubre) de 1968. Una fecha simbólica, por cuanto Guinea es el único país de África cuyo idioma oficial es el español. De manera que los lazos que durante siglos unieron al país con su antigua metrópoli hispana, permanecen sólidos y vigentes.

Tras la guerra civil española y los difíciles años de posguerra, Guinea Ecuatorial se convirtió en tierra de promisión para decenas de miles de españoles. Palmeras en la nieve, la espléndida novela de la escritora oscense Luz Gabás, es la historia real, magistralmente novelada de aquella época. Y la vida de su protagonista, Kilian, bien pudo ser la de otras tantas miles de personas (mujeres y hombres) que al igual que aquel aventurero aragonés del Pirineo oscense, arribaron al cacaotal de "Sampaka" como Ulises a Itaka.

Malabo, situada en la isla de Bioko, es ahora la capital de Guinea Ecuatorial, y en tiempos de la colonia recibió el nombre de Santa Isabel, en honor a la reina Isabel II. En 1959 la isla de Bioko se convirtió en una más de las provincias españolas, con el nombre de Fernando Poo. Río Muni (la zona continental del país) fue asimismo la otra de las dos provincias española de África central. A día de hoy, bastará un paseo por cualquiera de las calles de ciudades como Malabo, Bata, Mongomo, Mbini, Kogo, Añisok, Ebibeyim... para descubrir que la mayoría de sus casas e iglesias conservan, al igual que las españolas, sus patios y fachadas balconadas en hierro forjado, al más puro estilo andalusí o castellano.

Y es que la huella cultural dejada por España en Guinea, es palpable, salta a la vista. En el plano literario, está surgiendo ahora en el país una nueva generación de escritores cuyas obras están alcanzando gran altura en el conjunto de las letras hispanas. Es el caso, entre otros, de Guillermina Mekuy, actual ministra de Cultura y Turismo, Maximiliano Nkogo, Ávila Laurel, Silebo Boturu, y tantos otros. Y a ellos se suman la también brillante generación anterior de autores consagrados, como Trinidad Morgades, Ndongo Bidyogo, o Nzé Nfumu. Por ello, hace apenas dos meses que se inauguraba, de manera oficial en Malabo, la "Academia de la Lengua Española de Guinea Ecuatorial". De este modo, palabras tan frecuentes en el país africano, como pepesup (sopa picante), o pelucar (cortarse el pelo), muy pronto --al igual que otras muchas-- entrarán a formar parte, como modismos propios de Guinea, en el Diccionario de la Lengua Española.

Asimismo, el ritmo característico de la música guineana, el machacando, es un claro sincretismo de aires latinos e hispanos; y las letras del Mokom, baile y música propios de la etnia fang (mayoritaria en Guinea), comienza siempre con esta estrofa alusiva a nuestro país: "Oye, Perico, fuiste a Madrid-". Sin olvidar, por otro lado, que en el mundo del arte, la obra del escultor guineano, Leandro Mbomio Nsue (1938-2012), está considerada como uno de los más altos exponentes del arte contemporáneo en el continente, internacionalmente reconocido. Por ello se le conoció en vida con el sobrenombre de "El Picasso negro". En cuanto al mundo del teatro, destaca el reciente proyecto Orígenes (con la producción de la compañía española "LIOm Imprebís"), así como el grupo de teatro universitario "Bocamandja", que ya ha actuado en España y América. Del mismo modo, el polifacético artista guineoecuatoriano Gorsy Edu, --trovador moderno, sucesor de los ancestrales Mvˆt Oyeng-- vio cómo su magnífico espectáculo, El Percusionista, era declarado en 2010 obra de interés cultural por varios países de Europa, África y América Latina.

Y no se puede tampoco olvidar que la catedral de Bata, obra neobarroca de 1954, tiene dedicado a la Virgen del Pilar su altar mayor. Y precisamente es la capital de Aragón, la que da nombre a uno de los coros de música (muy numerosos en Guinea Ecuatorial, cuya máxima expresión son los coros religiosos Ntondowe, origen a su vez de la música Godspell americana) más conocidos ahora en Guinea: "El coro de mujeres antorcha de Zaragoza". Ellas acaban de editar, precisamente en estos días, su segundo disco; y el año pasado grabaron su primer videoclip, y cómo no, lo hicieron en Zaragoza, a orillas del Ebro y a los pies de la basílica de la Virgen del Pilar, patrona de la Hispanidad, comunidad internacional de naciones de habla hispana, de la que, no se puede olvidar, Guinea Ecuatorial, forma parte de pleno derecho.

Historiador y periodista