El edificio de la antigua estación del Portillo es otro símbolo de la crisis de Zaragoza. Hay varios en la capital, pero este mantiene una cicatriz en una zona céntrica que la ciudad sigue sin poder romper. Ni se ha derribado, ni los trabajadores de Adif se han ido a Delicias (allí sus oficinas están cerradas) ni se ha hecho la zona verde ni el edificio de 20 alturas proyectado. Eso sí, se apuntala lo viejo y ahora se da otro giro planteando que el aparcamiento en desuso puede ser una parada de 14 líneas de bus. Se necesita una actuación rápida y acabar de una vez con esta pieza abandonada.