Europa y España no son lo mismo. Sirva como ejemplo la decisión de Miguel Arias Cañete de vender sus acciones en empresas petroleras para evitar un conflicto de intereses como responsable de Cambio Climático y Energía de la Comisión Europea después de ocupar el cargo de ministro del ramo sin el menor miramiento. Y no porque la actividad de estas empresas esté fuera de nuestras fronteras, ya que se dedican a almacenar combustible en los puertos de Ceuta y Las Palmas. Aun con todo los recelos de sus colegas europeos no han terminado ahí, porque según el código de conducta del Parlamento Europeo el conflicto de intereses también afecta a la familia de los dirigentes, y respecto a la de este --a su familia política-- pesa además su condición de terrateniente y receptora de varios millones de euros de la Política de Agraria Común (PAC), algo que ya ocurría durante la etapa de Cañete como ministro de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente. Curiosamente, el eurodiputado del PP González Pons ha alegado esta misma circunstancia --que Europa no es España-- para pedir al PSOE que apoye a Cañete como comisario europeo, como si salir de nuestra frontera fuese requisito suficiente para olvidar todo aquello que les diferencia. Y siguiendo con las contradicciones localistas otro buen ejemplo reciente es el del toro de la Vega, defendido a capa y espada por el alcalde socialista de Tordesillas y criticado a toro pasado por el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, sin que pase nada. Menos mal que el caso ya ha llegado al Parlamento Europeo, que ha abierto una investigación a raíz de la denuncia del partido animalista PACMA, y con suerte nos resuelve de nuevo el dilema. Periodista y profesor