Lo previsible, aquello que permite suponer el futuro inmediato nos equilibra, nos tranquiliza y nos libra de lo que Innerarity denomina ansiedad. Así ocurre, es un suponer, que quienes siempre dimos por seguro que los edificios más emblemáticos de la Expo 2008 se quedarían sin uso posible, (porque nunca tuvieron objeto alguno y eran meros artefactos con aspiraciones icónicas), pues ahora no padecemos al ver que, efectivamente, los chismes siguen ahí sin servir para nada. Por el contrario, escuchar al ministro Montoro o a su colega Catalá, cuando de repente niegan el discurso del Gobierno al que pertenecen (ya saben: en el Procés hubo malversación y los jueces son omniscientes e intocables), es algo que desasosiega a cualquiera.

Ahora ETA se disuelve, desaparece. Estaba anunciado desde el momento en que la maldita organización perdió el apoyo social incondicional que necesitaba, no pudo relevar a quienes eran detenidos, se desfasó tras el cambio cualitativo y cuantitativo que supuso el yihadismo y fue derrotada por la eficacia policial y las nuevas tecnologías. Su existencia nunca se había fundamentado en lógica alguna, Su actividad no obtuvo ningún fruto que no fuese el dolor, el odio, la perversión de la política en el País Vasco y en el resto de España, sangre y lágrimas. Para nada, ya se ve. Por nada. Desde que dejó de asesinar hasta hoy, su presencia y su recuerdo se han diluido. Allí arriba, casi nadie (estuviese en un bando o en el otro) habla ya de los años de plomo y mierda.

Sólo añoran los viejos tiempos una minoría de superabertzales aferrados al absurdo mito, y no pocos ultraconservadores para los cuales luchar contra el terrorismo etarra y sus correas de transmisión fue, es y quieren que siga siendo un destino definitivo y un pretexto absoluto. Unos y otros hablan de guerra y de daños colaterales, en esos discursos y declaraciones donde Vera, mentor de los GAL, calca las palabras de Otegui, en un ejercicio de simetría y autojustificación de lo más revelador.

Queda, sí, la batalla por el relato. Pero esa es... otra historia.