Algunos aprovechan las altísimas tasas de paro para forzar a sus empleados a hacer horas y sin cobrar. No es un fenómeno nuevo, pero en medio de esta crisis hay quien piensa que se puede ganar eso que llaman productividad aumentando la explotación de los trabajadores porque explotación y no otra cosa es lo que se produce cuando se trabaja y no se cobra por ello. Lo que aumenta evidentemente son los beneficios empresariales. Y los trabajadores a tragar para conservar el puesto de trabajo. Los datos dicen que cada semana en España se hacen más de 10 millones de horas de trabajo ilegales y que más del 55% de las horas extraordinarias no se cobran. Si esas horas extras ilegales se convierten en puestos de trabajo las listas de desempleados disminuirían en 300.000 y la Seguridad Social aumentaría sus ingresos en más de 2.400 millones euros que no vendrían mal para asegurar las pensiones. Con la reforma laboral se ha producido un uso fraudulento de la contratación a tiempo parcial y un uso ilegal de las horas extraordinarias. Se ha hecho todo lo posible para desmantelar y desprestigiar a los sindicatos prescindiendo de mecanismos que favorecen la defensa de los intereses de los más débiles, es decir, aquellos que sólo tienen su capacidad de trabajo. Se han individualizado las relaciones laborales con lo que la conclusión es clara: siempre pierden los mismos. Hay que derogar la reforma del PP en cuanto se pueda y conseguir que la Inspección de Trabajo haga cumplir la Ley.

Profesor de universidad