Mariano Rajoy colgó un tuit rebosante de felicidad el 1 de enero. Era un selfi, y la foto es de la caminata matinal que habitualmente se pega Rajoy, e iba acompañada del siguiente texto: «Caminando bajo la lluvia. Comienza el año». No es de extrañar esta imagen relajada que nos brindó el líder del PP, teniendo en cuenta que lleva unas cuantas semanas sin oposición. Después de haber obtenido en Cataluña unos resultados liliputienses, y con el PP cuestionando por lo bajini a su vicepresidenta y la estrategia política desarrollada antes y después de la aplicación del artículo 155, todo el mundo se fue de vacaciones. Todo el mundo. Paradójicamente, Rajoy es el único que ha decidido organizarse uno o dos actos a la semana; sobre obras e infraestructuras, que siempre visten mucho. No tiene quien le replique.

Ni siquiera tras el último Consejo de Ministros del año, cuando ofreció su rueda de prensa de balance anual. El resto de partidos decidieron hacer sus respectivos balances antes que el presidente, renunciando así a hacer una réplica. Daba igual lo que dijera el presidente del Gobierno. No sé dónde se ha visto algo así. Pero, además, los principales líderes de la oposición no salieron porque estaban ya de vacaciones. Me refiero a Pedro Sánchez y a Pablo Iglesias. El presidente de Ciudadanos sí salió, pero no sé si a él se le puede considerar la oposición más dura al PP… Sánchez e Iglesias, Iglesias y Sánchez, renunciaron a rebatir el balance siempre triunfalista de Rajoy. El secretario general de Podemos ni siquiera ha valorado todavía los resultados de las elecciones en Catalunya, más allá de algún tuit suelto. Sánchez, que no tiene ni escaño en el Congreso, también se comunica estos días a través de redes sociales con limitación de caracteres. Vale que es Navidad, pero dónde se ha visto algo así, cuando a ninguno le sobran los votos… En mi opinión, es tremendo que Rajoy inaugure tramos de carretera, tan campante, mientras esta extraña pareja se ausenta completamente del panorama nacional.H *Periodista