Como tantas otras la industria de bebés empieza a sufrir la deslocalización, de manera que en India, Nigeria, China y Tailandia fabricar un niño resulta mucho más barato que en la costa Oeste americana, por ejemplo. En la gestación subrogada también existe el low cost y hasta gangas, pues la explotación de mujeres sale gratis en algunos países. La cuestión es qué uso se le va a dar al bebé, ya que no es lo mismo destinarlo a una cadena de explotación sexual desde su más tierna infancia, al tráfico de órganos o, directamente, parirlo heredero de un multimillonario. En este último apartado los hay de distintos formatos: desde la elección de un vientre mediante catálogo, como es el caso de Cristiano Ronaldo, hasta la cadena reproductora que es el sistema que emplea el ricachón japonés Mitsutoki Shigeta. Cuentan que al primero le sale a 200.000 dólares la unidad, mientras que al segundo le cuesta 7.000 en la clínica de Bangkok que se los fabrica de quince en quince. En cualquier caso la gestación subrogada es un negocio floreciente y en algunos países europeos los consejos de ética médica han puesto el grito en el cielo. El periódico The Guardian ha denunciado que el aura de felicidad con el que se muestra esta práctica a través de famosos como Elton John, Ronaldo, Miguel Bosé y tantos otros, oculta la industria de compraventa de vida humana. ¿A quién le importa que se viole la convención de la ONU sobre los Derechos del Niño y la Ley del Menor española cuando un famoso tan adorado como el omnipotente Ronaldo ofrece una tierna imagen con sus tres retoños? . H *Periodista