La buena noticia es que el nuevo edificio de la Facultad de Educación de la Universidad de Zaragoza se inauguró ayer oficialmente. Y a ello hay que agarrarse porque se culmina un proceso que se arrastra desde hace once años. El proyecto se aprobó en 2006. La perseverancia ha hecho posible que se fueran solventando las dificultades (crisis económica incluida) que han dilatado la culminación de un espacio educativo que nunca debía haber llevado el retraso que esta facultad ha acumulado. Varios gobiernos y rectores han pasado en el desarrollo de este proyecto. Una facultad origina un proceso administrativo y de gasto importante, pero no parece procedente que cueste más de una décado concluirla.