La concentración de ayer en el colegio Sagrada Familia de Zaragoza y el anuncio de que volverán a ir a los juzgados los centros educativos que han perdidos aulas concertadas significa que el pulso con el Gobierno aragonés vuelve. La consejería de Mayte Pérez debe abrir su despacho a empresas, profesores y padres, porque si es verdad que el recorte no va a suponer niños sin colegio, ni maestros sin trabajo, y hay plazas suficientes sostenidas con fondos públicos, no caben más pulsos sociales. Hace falta tranquilidad y ninguna parte está poniendo un poco de esa serenidad.